Gatos Vs. Máquinas

Dos poblaciones crecen en las casas del mundo: los gatos y los robots. ¡La eterna lucha felina contra los electrodomésticos se acaba aquí!

Paco Colmenares, Director Editorial Pet’s Life

Bueno, al menos podemos empezar a hacer esa rivalidad más ligera.

Los gatos y sus reacciones a las máquinas de casa, los electrodomésticos, han trascendido
de manera cultural, un tanto cómica, más que cualquier otra reacción (quizá le compite la
reacción al pepino, pero luego hablamos de eso, y no lo hagas).

Y es curioso porque desde luego cualquier otro animal reaccionaría de manera similar (la
mayoría de los perros tampoco son fans), pero dado que algunos gatos han logrado
dominar a estas bestias
(gatitos encima de las roombas, los estoy viendo a ustedes), el
tema se ha vuelto tan atractivo como importante de atender.

Cada vez hay más gatos en casas, lo que nos llena de alegría, y también hay cada vez más
robots. Sí, cada vez más electrodomésticos evolucionan y se vuelven semi autónomos, o
sustituyen más cosas “manuales”. Por lo que el enfrentamiento es tema serio, pues la
matemática sencilla nos dice que se seguirán encontrando, cada vez más, y es importante
que los gatos no vivan estresados de sus enemigos biónicos.

¿Qué les molesta?

Los factores más claros que lo van a alterar al enfrentarse a una máquina son los ruidos
tan extraños y el sentirse amenazados.

Las máquinas hacen ruidos completamente ajenos a la naturaleza, así que no está en su
base de datos,
y es suficiente para causar curiosidad o temor, mientras que, dependiendo
del tamaño, una máquina como una aspiradora o una lavadora pueden representar una
amenaza a su integridad física.

Hay un factor más que aún nos queda por comprender a fondo: la energía que los rodea.
Se dice que los gatos tienen una percepción especial de la energía eléctrica, estática,
magnética, las microondas,
es decir, energías presentes en nuestros días cotidianos, que
nosotros no vemos y percibimos muy poco, pero que para ellos pueden ser repelentes o
atractivas, aunque todavía no sabemos bien qué, en qué cantidad y porqué varía entre
individuos.

Así pues, hay gatos para quienes una máquina representa un enemigo temible que emite
rayos y gruñe, mientras para otros quizá son objetos torpes de ruidos molestos, pero que
cargan de energía el ambiente.

Conocerse en paz

Como en toda sociabilización, el momento clave es cuando recién llegue uno o el otro a casa.

Si el gato ya vive en casa cuando llega la máquina, desde el primer día de uso es importante que se conozcan. Si es algo grande y que estará en diversos lugares, como una aspiradora, sería buena idea dejar que nuestro gato reconozca hasta la caja, luego ábrela estando presente, con calma, sin abruptos y premia si su actitud es curiosa, pero tranquila. Déjala ahí en medio de la sala un rato, que la identifique, y si puedes, al principio no la guardes en su lugar más escondido, para que no la pierda de vista por completo.

Luego, a los primeros usos, hazlo en velocidades moderadas y por segundos; si es posible,
no pruebes las capacidades más potentes. Avisa con tu voz alta para que tu gato te vea
tomarlo, encenderlo y apagarlo, sin consecuencias.

Para los electrodomésticos que ya están en casa cuando el gato acaba de ser adoptado,
ten paciencia unos días sin usarlos,
al menos los más ruidosos, en lo que el gato reconoce
toda la casa y la establece como un lugar seguro. ¡No queremos que sienta que ha llegado
a la casa del terror!

NO a las batallas sorpresa

  • Por ningún motivo utilices un aparato para espantar al gato de una habitación. Además del sobresalto, disminuye su confianza en ti si ve que lo traes, y fija el temor a ese aparato.
  • Ten cuidado de no encenderlo de golpe si el gato está cerca dormido. Es mejor acariciarlo y medio despertarlo suavemente antes de arrancar, y otra vez, avísale con tu voz.
  • No pases aparatos como aspiradoras por encima de sus camas, cojines o rascaderos frente a su vista. Si le atemoriza el aparato, podría redirigir su temor y ya no encantarle el lugar.
  • Nunca enciendas algo muy ruidoso que lo asuste mientras se acerca, ve directamente o juega con otro gato, o cualquier otro miembro de la casa. Hay casos en que eso ha hecho que el gato asocie esa cara o hermano con el ruido, y causa conflictos de familia.

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