El largo camino a la regadera

 La regadera no es comúnmente aceptada por los perros. ¿Cómo hacemos para que no la sufran tanto? Los premios y la paciencia son la clave de todo.

Alma Ruiz, Estilista Canino Profesional

Desde luego el trabajo más sencillo en este camino, comienza cuando son cachorros, pues pueden acostumbrarse más rápido. Si son pequeños podemos bañarlos en el lavadero, y si son de talla más grande, en el baño, ayudándonos con una cubeta con agua tibia y un recipiente que nos ayudará a ir echando el agua. 

El previo al baño es importante. No lo hagas si tienes prisa, estás de malas o acabas de limpiar el baño y la casa, pues te pondrá de mal humor si se sacude, escurre o ensucia, y provocará una reacción que asociará con el momento.

Si puedes jugar unos minutos, o llenarlo de caricias, casi en la puerta del baño o del lavadero, mejor. Hay que resignificar la zona constantemente, y esto puedes hacerlo cualquier día y momento, aunque no lo vayas a bañar, para que siempre sea una zona positiva.

Ya que empieza el proceso de lleno, comienza por humedecerlo un poco, sin llenarlo de agua por completo, sólo lo suficiente para que el shampoo se quede en el cuerpo. En este proceso no es necesario que mojes su cara, que es lo que más les molesta. Cuando acabes de humedecerlo o mojarlo ligeramente, detén todo el proceso y dale un premio por seguir tranquilo.

Ahora comienza por enjabonar el cuerpo, sigue hacia las patitas, siempre pensando que estás dando un rico masaje, no fregando una olla sucia. Cuando regreses al cuello y antes de iniciar con la cabeza, premia otra vez.

Puede que necesites un asistente para premiar con las manos secas. 

Ya sea que lo hagas con las manos o con ayuda de una esponja, deja hasta el final la cabeza, para evitar en la medida posible que el shampoo tenga mucho riesgo de entrar sus ojos o lo laman demasiado, es decir, menos tiempo ahí, menos riesgo.

Ahora en orden de cabeza hacia cuerpo y por último las patitas, vamos a enjuagarlo, y si no lo has adivinado, de nuevo premia al terminar este proceso. 

Para este punto, se sienten aliviados y comienza la alegría desbordada normalmente. Desde luego déjalo que se exprese y disfrute la sensación, hasta la próxima vez que sea necesario.

El resto de la rutina también debe ser sin estrés

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