La delgada línea entre juego y pelea

Entre mordidas, gruñidos, ladridos, golpes con las patas y saltos, podríamos confundirnos si está jugando o tiene incomodidad que pudiera dirigirse a la agresión. 

MVZ EMCV (EC) Aline Ixtab Morales Estrada

MVZ EMCV (EC) Alejandro Pérez Castañeda

Habrá perros que les guste perseguir durante el juego, otros que les guste jugar a las “luchitas” y perros que les guste tirar de alguna cuerda o peluche en conjunto con otro, ¿pero sabes diferenciar cuando está jugando pesado o cuando ya se está incomodando? 

Para lograr diferenciarlo, debemos recordar que leer por completo a nuestro perro será de gran ayuda para que podamos intervenir a tiempo. 

Mientras juegan podríamos ver sus cuerpos relajados, con la típica postura de juego, colocando la parte anterior hacia abajo y la parte posterior hacia arriba o bien, manteniendo la interacción buscando perseguir o ser perseguido.

Cuando uno de los perros rebasa la intensidad del juego y el otro se está sintiendo incómodo podrán comunicarse mediante gemidos, gruñidos más intensos, mostrando dientes, lanzando la mordida al aire o deteniendo el juego, y ante esto el otro individuo deberá relajarse para que puedan continuar la interacción, en donde ambos podrían sacudir su cuerpo para poder liberar el estrés del momento. 

Siempre es importante permitir la comunicación entre ellos, pero si notamos que alguno de los dos no está entendiendo las señales del otro, manteniendo el juego intenso o bien las señales de advertencia están siendo cada vez más intensas, mostrando una musculatura tensa, lamiéndose los labios (belfos), fijando la mirada o evitándola, gruñendo, mostrando dientes, lanzando mordidas con mayor intensidad y duración, generando que el otro perro responda de la misma manera, deberán de intervenir de inmediato, sujetándolos con la correa, sin meter las manos cerca de su cara, evitando el castigo físico o verbal y llevándolos lejos de la situación para lograr que se relajen y puedan continuar con un paseo o exploración con correa. 

Recuerda que siempre terminar la visita o interacción en algo positivo, para que la próxima vez que asista, pueda sentirse seguro de estar ahí y disfrute del momento. 

¿Y entre felinos? Evita las peleas de michis.

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