Los animales, las musas que nos dieron arte

La presencia de los animales en el arte no solo refleja nuestra fascinación por el reino animal, sino también nuestras complejas relaciones con ellos y con la naturaleza.

Aydeé Varela

“Una artista, sensible a los animales y apasionada por ellos, es como una guía de safari a un mundo salvaje de colores y formas, que ella conoce mejor, y a través del cual nos puede hacer ver más allá, los símbolos y mensajes históricos de la humanidad”. – Paco Colmenares

A lo largo de la historia del arte, los animales han sido plasmados de diversas maneras, desde protagonistas en obras mitológicas hasta representaciones simbólicas donde se imprimen valores que compartimos como seres vivos. Poder, belleza, fragilidad, vulnerabilidad.

De las pinturas rupestres prehistóricas a las obras maestras de la pintura renacentista, los artistas han capturado la anatomía, el comportamiento y la belleza de los animales con asombroso detalle, como en el caso de, quizá, el animal más retratado a lo largo de la historia: el caballo. Su porte, fuerza y belleza, han tenido una enorme importancia para el ser humano, al servicio -involuntario o leal- de este, para su movilidad, en avance y conquista. 

El primer artista plástico de la historia, fue un hombre de la cultura magdaleniense en el paleolítico superior. La primera inspiración: un reno y/o un caballo salvaje.

¡Caballos, tigres y monos!

En Napoleón cruzando los Alpes de Jacques-Louis David se ve una representación menos realista y más idealizada del conquistador, pero no es el único personaje que destaca, pues su famoso caballo de guerra, Marengo, fiel compañero, confiable y valiente, continúo siempre al pie del cañón. Sin duda esta obra del artista neoclásico es una doble oda al hombre y al animal.

También pueden ser, en sí mismos, ideas abstractas o conceptos filosóficos, como las pinturas del artista naif Henri Rousseau. En ¡Sorprendido! (Tigre en una tormenta tropical), el gran felino se muestra poderoso al momento de cazar, y funciona tanto como símbolo del caos natural y de la imprevisible vida que lo convirtió, ahora, en presa a punto de ser cazada.

Los Monos, con sus similitudes humanas y las teorías evolutivas, nos recuerdan la ambivalencia de la humanidad con la naturaleza. En Monos fumadores y bebedores, David Teniers nos enseña una escena muy similar a la que viviríamos una larga velada con amigos, satirizando los excesos de la sociedad de ese momento… ¿te resulta familiar?

La influencia de los animales en el arte es innegable y perdurable, siendo una fuente inagotable de inspiración.

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