¡Premio al mejor!

Nadie dijo que educar a un cachorro es cosa fácil, pero siempre es muy divertido ver sus gracias y torpezas mientras descubren el mundo.

María Isabel O. Martínez Vargas, M Esp Negocios Veterinarios

Uno de los puntos importantes a considerar en el fracaso o el éxito de un entrenamiento, sea el nivel de complejidad que sea, es el incentivo. No importa si es sólo dónde ir al baño o que aprenda guardia y protección, el refuerzo positivo será la clave para lograrlo.

Las caricias, las vocalizaciones suaves y alegres, los juguetes y los premios, forman parte de estos refuerzos para que tu perro logre las conductas que deseas. Pero no puedes darle cualquier premio (o toda la bolsa en cada sesión) porque estarás alterando su ración diaria, o incluso arriesgándote a un malestar o conflicto en el tracto digestivo.

Busca que un premio cumpla con la regla TOTO:

TAMAÑO. No debe ser muy grande, ni muy duro, porque te costará trabajo racionarlo. Recuerda que por cada avance o intento es un premio, y durante la sesión puedes llegar a darle bastantes, no es el tamaño, sino la acción de premiarlo en el momento oportuno.

OLOR. Aunque los perros son curiosos por naturaleza y todo lo que le ofrezcas lo probará, descubrirás que hay algunos que le gustan más que otros. Prueba usar sus favoritos cuando el desempeño sea muy satisfactorio o cuando logre mantener la concentración.

TEXTURA. Algunos son muy duros y se tardará en comerlos, provocando que pierda concentración entre ejercicios. Procura que sean suaves o muy pequeños.

ORIGEN NATURAL. La calidad del premio es fundamental porque influye directamente en su dieta y en su ración. Un producto que sea muy grasoso, provocará incremento en su grasa corporal y obesidad; y si es sintético o de baja calidad, puede traer problemas digestivos.

Ahora ya sabes, busca el mejor para EL MEJOR, ¡y que empiece el juego… digo, el aprendizaje!

Sin comentarios

    DEJA UNA RESPUESTA