Pasando de lobos a perros

Sí, dos animales tan diferentes como un Chihuahueño y un lobo, son familia; tan asombroso como biológicamente mágico.

†MVZ Luis Fernando de Juan G.

Desde aquellos remotos tiempos y hasta el día de hoy, el perro resultó ser el mejor apoyo y la más importante ayuda del hombre para sobrevivir y para continuar su desarrollo en todos sentidos. Pero, una vez dada la domesticación, resulta sorprendente el hecho de que muy pronto, los perros empezaron a variar morfológicamente y la pasmosa diversidad de formas que a través de miles de años surgieron en la especie, dio cabida a las más de 400 razas de perros que existen hoy en día.

Ya desde que los lobos empezaron a evolucionar para convertirse en perros, fueron sufriendo algunas alteraciones importantes. Una de ellas fue precisamente la modificación de su comportamiento natural, ya que se sentían cómodos viviendo alrededor y relativamente cerca de los seres humanos. Evidentemente, aquellos animales ya no tan salvajes, estaban sufriendo variaciones fisiológicas que les permitían permanecer cerca del hombre sin estresarse tanto.

Los cambios del lobo

De alguna forma y al pasar de muchas generaciones, el sistema genético de estas bestias se modificó, permitiendo que aquellos cambios fueran heredados a sus descendientes; pero al mismo tiempo esas alteraciones en sus genes, provocaron cambios anatómicos que también se heredaban. Los lobos ya se estaban convirtiendo en perros, pues los huesos de sus patas se hicieron más cortos y gruesos; la forma del cráneo cambió decididamente y seguramente pasó lo mismo con la forma, tamaño y posición de las orejas y de la cola.

Asimismo, cambió el pelaje, tanto en textura, como en longitud y colorido. Estas alteraciones conductuales, fisiológicas, genéticas y estructurales, serían transmitidas a través de los milenios y se pueden seguir encontrando en los perros domésticos modernos.

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