El gato en la historia

El gato doméstico (Felis catus) pertenece a la familia Felidae. Es un mamífero carnívoro descendiente del gato silvestre africano (Felis silvestris lybica).

Fósiles encontrados del año 2.000 A.C, permitían suponer que la domesticación de los gatos se inició en el Antiguo Egipto. Sin embargo, hallazgos más actuales demostraron que esta se produjo mucho antes; en Chipre se encontraron los restos de un gato que habría sido enterrado junto a su dueño entre los años 7.500 y 7.000 A.C.

Una de las principales hipótesis sobre la domesticación de este tipo de felino señala que los gatos salvajes africanos se habrían empezado a acercar por su propia voluntad a las granjas que cosechaban maíz, con el fin de cazar a los ratones que robaban en ellas. Los agricultores buscaron ganarse su confianza para mantener controladas las plagas de roedores.

La adoración felina inició hace mucho

Para la mitología egipcia el gato fue fundamental, ya que era el animal sagrado de la diosa Bastet. Matar un gato, aún por error se convertía en un delito que se pagaba con pena de muerte. Tampoco se permitía su salida del país, Incluso, cuando un gato familiar moría, era momificado.

Los romanos también veneraron a los gatos, pero en la Edad Media el cambio fue contrastante y fueron percibidos como demoniacos, lo que alentó su persecución.

En Francia, Alemania e Inglaterra, el odio era tal que los quemaban vivos. Sin embargo, ante la casi desaparición de estos felinos los roedores se empezaron a multiplicar y Napoleón no tuvo más remedio que aceptar su cría para acabar con las plagas.

Ya en la época de Pasteur el gato volvió a ser querido y admirado por su limpieza. Se trataba del único animal de la época que no transmitía microbios y que se la pasaba limpiándose con su lengua.

El gato en la actualidad

Entre broma y verdad, se dice que las personas no domestican al gato, sino que es el gato el que domestica a las personas.

Su particular carácter los hace una especie muy independiente: no les gusta recibir órdenes, son territoriales, adoran la limpieza y se acicalan con su lengua. Les gusta la atención, y expresan el cariño a su manera y en el momento que ellos quieren. Además, les fascina dormir durante varias horas al día y, por naturaleza, son cazadores nocturnos.

Aunque las comparaciones son odiosas, a diferencia del perro, los gatos no demandan la presencia constante de sus amos y pueden quedarse solos por varias horas, o incluso uno o dos días, sin problema.

El gato actualmente mantiene su agilidad y flexibilidad. Pesan normalmente entre 2,5 kilos y 7 kilos, aunque hay algunos que pueden llegar a pesar hasta 12 kilogramos sin que presenten sobrepeso.

La expectativa de vida para los gatos domésticos es de entre 12 y 14 años para los machos, y un par de años más para las hembras.

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