Nevado: el amado perro de Bolívar

MVZ Luis Fernando De Juan Guzmán, Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia UNAM

En los primeros meses de 1813 Simón Bolívar llegó a los andes venezolanos, y al entrar a la ciudad de Mérida se le otorgó el muy merecido calificativo de “el Libertador”.

Por aquellos días, pasó por Mucurubá y se dirigió a la Hacienda de Moconoque, pero al intentar acercarse le llamó la atención la fiereza con la que un cachorro intentaba impedirle el paso, hasta que fue contenido por el dueño del lugar. Una vez que el animal venció su natural desconfianza, hizo muy buena amistad con el insigne militar y fueron inseparables. El propietario, conmovido por el vínculo entre su huésped y el cachorro, se lo concedió. Respondía al nombre de Nevado.

Incansable perro andino

Era intensamente negro, pero las orejas, el lomo y la cola eran blancos como la nieve, de ahí que lo llamaran así. Y a pesar de su corta edad era gigante y parecía aún más grande por su lanudo pelaje. Llegó a ser enorme, y acompañó al Libertador en todas sus campañas durante los siguientes ocho años. Le salvó varias veces la vida, especialmente en la ocasión en la que un oponente atacó a Bolívar por la espalda. Pero Nevado contraatacó e hirió de muerte al traicionero adversario. Durante la Segunda Batalla de La Puerta, Nevado fue secuestrado por el comandante José Tomás Boves. Su objetivo era atraer a Bolívar a una trampa. Pocos meses después, logró escapar de su captor, al morir éste en la Batalla de Urica (1814) y pudo reencontrarse con su querido dueño. Por desgracia, fue herido de muerte por una lanza en la Batalla de Carabobo el 24 de junio de 1821. Simón Bolívar lloró sentidamente su deceso.

Los perros Mucuchíes

Aquel imponente animal pertenecía a una casta de canes célebres por su bravura y por su gran capacidad para guardar el ganado. Se les conoce como Mucuchíes, porque así llamaron los españoles a los indígenas de ese lugar, así como a la pequeña ciudad que fundaron ahí mismo. Su origen se remonta a los perros que introdujeron a partir del siglo XVI. Muy probablemente fueron Mastines españoles y es posible que también hayan traído al Mastín de los Pirineos, al Perro de Montaña de los Pirineos y al Perro de la Sierra de la Estrella. Los perros locales contribuyeron a la formación de los Mucuchíes, y con el arribo en siglos posteriores de colonos alemanes e italianos, introdujeron al Hovawart y al Pastor de Maremma.

La función de los Mucuchíes es la guarda y protección de los rebaños. Ese instinto protector los hace fieros e insobornables vigilantes, aunque con su familia son sumisos y obedientes. Esta poco conocida y majestuosa raza fue nombrada Perro Nacional de Venezuela en 1964, y se trabaja para evitar su extinción. Al pie del monumento dedicado a Simón Bolívar en el poblado de Mucuchíes hallarás una estatua de su inseparable compañero, pero si te diriges a Moconoque, al pie de la Carretera Transandina, podrás admirar el Monumento al perro Nevado, un homenaje al fiel amigo y salvador del Libertador de América. Sin Nevado, la historia hubiera sido diferente.

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