Ansiedad‌ ‌por‌ ‌separación‌ ‌al‌ ‌terminar‌ ‌la‌ ‌cuarentena‌

La forma en que criamos a los cachorros es determinante para la salud mental que tendrán de adultos. Sus madres los procuran y cuidan, porque desarrollan desde el primer día apego hacia ellos, mientras en los bebés esto sucede entre los días 16 y 21 después de haber nacido, hasta que han desarrollado todos sus sentidos. Este lazo es necesario para su supervivencia, debido a que ella los alimenta y les da cuidados.

Inicia la socialización

Sin embargo, en el primer periodo de socialización (el cual abarca desde las tres semanas de nacidos y hasta el tercer mes), el apego hacia la mamá debe perderse poco a poco para que la proximidad y contacto se generalice hacia todo el grupo, y así desarrollen las capacidades para interactuar con diferentes miembros. Este proceso es necesario en las especies sociables, como el perro. 

En un segundo periodo, que abarca desde el tercer mes y hasta el séptimo, los tutores deberán ocuparse de proveerle la posibilidad al cachorro para que tenga acercamiento con perros de otros grupos, así como todos aquellos estímulos a los que deberá acostumbrarse para interactuar en su vida diaria con ellos. Esto con la finalidad de que se desarrollen, tengan plena seguridad y sean realmente pocos los eventos que puedan evocarles miedo.

Lo desconocido y la adaptación

Como es bien sabido, los animales pueden sentir miedo en algunas situaciones que desconocen. Se trata de una sensación que permite tener una respuesta de huida a lo desconocido o potencialmente peligroso, y es normal que lo experimenten. 

Pero cuando la reacción se incrementa, los perros pueden llegar a sufrir de ansiedad, una enfermedad caracterizada por producir reacciones muy parecidas a las que expresan cuando tienen miedo, pero con la particularidad de que van a perder la capacidad de adaptarse a las variaciones del entorno para retomar la calma.

Aquí es donde la ansiedad por separación tiene su origen. Es reconocida por generar una reacción descontrolada que se observa en algunos canes al ser separados de sus cuidadores; o incluso (en casos extremos) cuando sí tienen su presencia, pero no la atención o contacto con ellos.

¿Qué pasa en esta cuarentena?

Las reacciones de ansiedad ante la separación son muy frecuentes en este caso, y puede tener su origen en una excesiva dependencia (o exceso de apego), hacia uno o varios de los miembros de la familia. 

Cuando el can está cercano por mucho tiempo a la figura de apego, durante su desarrollo, las vacaciones o incluso en estos tiempos de cuarentena (solicitada como consecuencia de la pandemia ocasionada por el COVID-19 de permanecer en casa), puede desarrollar esta enfermedad emocional al volver a quedarse solo cuando se reinicien las actividades de trabajo.  Este padecimiento se caracteriza al presentar conductas como:

  • Destrozar cosas del hogar.
  • Ladrar y llorar constantemente.
  • Defecar y orinar dentro de casa.

Entender que la alteración de la conducta se debe a que sufre por la ausencia de algún miembro del grupo es vital, ya que así puedes advertir la importancia de prevenirlo cumpliendo de forma estricta algunas pautas mientras estás en casa. Es importante que durante este periodo de aislamiento, para prevenir y evitar que se originen problemas mentales de este tipo debido a tu ausencia, seas capaz de procurar el manejo adecuado hacia tu amigo canino mientras dura la contingencia.  

Agobiar a tu perro con atenciones y afecto porque permaneces todo el día en casa debido al periodo de aislamiento recomendado, provocará que él te extrañe cuando se normalicen tus actividades y regreses al trabajo o escuela para iniciar nuevamente tu vida rutinaria fuera de ese entorno. Tu peludo se sentirá confiado, alegre y bien con tu presencia, pero sufrirá ataques de ansiedad cuando no estés.

Medidas a seguir mientras estás en casa

Para prevenir este tipo de complicaciones, comienza por tener una rutina diaria en la que consideres el tiempo dedicado exclusivamente para ti, así como los horarios aproximados y tiempos que le dedicarás a tu canito. Es recomendable que consideres los mismos horarios de atención que le proporcionas cuando no estás, y que también tomes en cuenta que esta especie es de actividad crepuscular, es decir, tiene mayor actividad física cuando sale y se oculta el sol.

Considera que tu compañero canino requiere de ejercicio físico y mental. El juego con la pelota, dispensadores en forma de laberinto, enriquecimientos y juegos de búsqueda para estimular sus sentidos, son algunos ejemplos para utilizar bajo esta situación de “Quédate en casa”.

En ocasiones puede tener formas muy simpáticas de llamar la atención, pero no cedas a ellas cuando estés realizando otras actividades: sólo podrá recibir dicha atención si es por iniciativa de sus humanos. En otras palabras, lo debes ignorar por completo siempre que se acerque en demanda de juego, caricias, paseo o comida, y no sea el momento planeado para dedicarlo a él. Quizá te siga constantemente, sin embargo, en este caso es recomendable le proporciones un juguete para que se entretenga y con el cual pueda distraerse estando solo en una habitación diferente a la que ocupas tú. 

Cuando inicies la interacción con él, deberá estar tranquilo para que premies actitudes tranquilas con mirada o voz suave para mantenerlo en ese estado; por el contrario, debes ignorar totalmente las conductas nerviosas. Trabajar con el protocolo de relajación es un ejercicio sencillo; en resumen, consiste en premiar con voz suave posturas de relajación como el “abajo” y “quieto”, mientras haces tus actividades en casa. 

También puedes recurrir a una técnica que recomendamos los etólogos y que llamamos “nada en la vida es gratis”, que radica en darle tu atención a cambio de ejercicios aprendidos que estimulen su mente, y gracias a la cual podrás disfrutar mientras tu compañero canino aprende. 

Recuerda que la finalidad de este manejo es conseguir que tu peludo sea más independiente y evitar que desarrolle ansiedad por separación cuando no estés con él. 

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