Es que tiene hambre…

¿Alimentar o no a la fauna silvestre?

Erika Flores Reynoso

Generalmente cuando los humanos encontramos un animal de compañía, queremos tocarlo, a veces incluso sin pedirle permiso a su tutor, cuando siempre se debe preguntar si se puede interactuar y acariciarlo, y no tomarnos a mal si nos dicen que no. Después de todo el tutor sabe el por qué y no debe ninguna explicación.

Pero cuando se trata de fauna silvestre, hay de todas las opiniones. Muchos, sobre todo aquellos que nos inclinamos por la conservación y el no intervenir, observamos a la fauna cuidadosamente, de lejos, a veces usando binoculares que nos “acercan” sin molestarlos.

Otros pertenecen a los grupos de gente que le parece adecuado llamar la atención de los animales chiflando, haciendo ruido, incluso los persiguen. Hay otros extremos que gustan de likes y a veces incluso arriesgan su vida tomándose selfies con animales que pueden llegar a lastimarlos físicamente.

Es que se ve tan tierno y hambriento…

Y luego está este otro grupo de personas que opinan que todos los animales deben tener hambre y ellos deben ser los proveedores, aunque no tienen idea de la biología de la especie, de su comportamiento natural o las consecuencias a mediano y largo plazo de sus acciones. Así comparten lo que tienen a la mano, sin detenerse si quiera a pensar si ese alimento es natural o no, lo consume la especie, le puede hacer daño físico y mental, esto al cambiar su comportamiento y ver al hombre como el proveedor de la comida que de otra manera pasaría todo el día buscando.

El daño que podemos hacerles

Esta ocasión hablaremos de todo el daño que les hacen, por ejemplo, a las aves acuáticas (como patos o gaviotas) que viven en lagos naturales, artificiales o playas, las que las personas les compran pan o frituras condimentadas y se los ofrecen como alimento. A tlacuaches y coaties les ofrecen tortillas o alimento para gatos. En el norte del país hay gente que deja alimento para los osos. En algunos lugares se ve a turistas ofreciendo sándwiches a monos, o comida para humanos, olvidando a veces hasta quitar el plástico con el que se envuelve.

El enorme daño del Fast (& easy) Food

Y es que detrás de esas buenas intenciones hay muchísimos problemas, como acostumbrar a los animales a las cosas fáciles, a que consigan recursos nutricionalmente pobres pero adictivos como las harinas, a aprovechar la facilidad de perseguir a las personas para que les den algo de alimento en vez de tardarse horas en conseguirlo y formar parte de la cadena alimenticia.

Al alimentar animales silvestres los acostumbramos a algo artificial, a que el humano tiene comida y para ellos todos los humanos que pasen por ahí son fuente de alimento. Si no se los dan de buena gana llegarán a robarlo, incluso llegan a entrar a casas, abrir mochilas, coches, asaltar campamentos… y entonces aquella linda imagen de un humano dándole una nuez o fruta a un animal silvestre se transforma rápidamente en un grupo de animales que “atacan” a las personas.

Restaurantes para animales silvestres

Otro de los graves problemas de alimentar a los animales, son aquellos lugares donde incluso han establecido comederos, como un intento de alejar a los animales de las casas o restaurantes a veces alguien piensa que es una buena idea ofrecer el alimento en una estación. Esto es malísima idea, porque además de ser un riesgo de propagación de enfermedades, estamos alterando la naturaleza y la forma de alimentarse de los animales. Ellos nunca se sentarían a comer con otros animales, cada quien tiene su lugar.

Por ejemplo, los monos arrancan frutos de árboles, comen una parte y la otra la dejan caer al piso, donde animales que se desplazan en ese estrato comen los restos de estas frutas, pero en su vida libre nunca comerían uno al lado del otro. Al inicio de la pandemia muchos animales silvestres que tristemente se alimentaban de los desechos del turismo, se vieron súbitamente sin los recursos a los que estaban acostumbrados, generando peleas por los pocos recursos que quedan, desnutrición, enfermedad y muerte.

Amor de lejos

Ahora lo sabes: si amas a los animales silvestres, aprécialos de lejos, a una distancia adecuada, no los toques, no los alimentes, no celebres a tus amigos o celebridades que se toman selfies con ellos, que no se nos haga divertido que los animales coman o arrebaten cosas de las manos de la gente. Si vas de vacaciones y ves algo que no es natural, pregunta, investiga y denuncia, incluso el quejarte con personas que te trabajan en esos lugares los hará ver que hay gente que piensa que no está bien y poco a poco cambiaremos.

Si quieres que los animales tengan alimento, siembra árboles frutales nativos de la zona, donde el recurso podrá ser longevo. Acércate a un biólogo que sabrá asesorarte y te podrá explicar todas tus dudas.

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