¿Es bueno tratar a nuestras mascotas como humanos?

Amar a tu mascota y procurar la mejor vida para él no debe evitar ser consiente de que es un animal y que debe manifestar su conducta natural.

Perros con vestiditos, fiestas de cumpleaños donde el gato es obligado a soplar las velas o mascotas a las que se les pinta las uñas y se les corta el pelo a juego con su tutor, son escenas cada vez más comunes y obedecen a que el tutor de la mascota difumina la línea que separa el comportamiento natural del animal y lo obliga a actuar como ser humano.

“Aunque es innegable las similitudes biológicas que el ser humano tiene con otros animales vertebrados y mamíferos, es común querer identificar gestos, emociones y actitudes que nos son familiares en nuestras mascotas

Vanessa Granados Barnéond, catedrática de Bioética, Legislación, Investigación y Pensamiento Científico y Fisiología Animal, en la Universidad del Valle de Guatemala.

El antropomorfismo

A esta conducta se denomina antropomorfismo y es, posiblemente, una característica de nuestra empatía y forma de entender el mundo. Sin embargo, al no conocer la etología de la especie, corremos el riesgo de tergiversar por completo su comportamiento.

Atender a un perro como a un niño podría ser catalogado como maltrato, porque es incierto que el animal desee ser tratado de esa forma, además de que se vulnera su instinto.

Lo que nos orilla a verlos como humanitos

En conductas muy extremas, existen personas que prefieren relacionarse con sus mascotas que con personas, incluso tomar el lugar de los hijos. Esto puede ocultar un mecanismo de defensa ante incapacidad de construir relaciones con seres humanos.

Y hay una enorme diferencia entre brindarle los cuidados necesarios a la mascota, que imaginarlo como otro ser humano que debe ser tratado igual. Esta conducta se considera un trastorno obsesivo-compulsivo, al querer de manera exagerada al animal, o trastorno borderline o disociativo de la personalidad, al confundirlo con una persona.

La falta de amor propio y el vacío existencial son factores decisivos que desencadenan esta conducta, que pueden traer como consecuencias la pérdida del altruismo entre humanos, estancamiento evolutivo o permanencia en estado de evasión de la realidad.

“Si no nos tomamos el tiempo para entender el comportamiento natural y necesidades de cada especie, se corren riesgos, como enseñarle a las siguientes generaciones una mala tenencia animal, y que la mascota, probablemente, compita por espacios o presente problemas de conducta, difíciles de modificar”

Vanessa Granados Barnéond

Con información de Prensa Libre

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