Para las regiones sudamericanas en donde habitan son de gran importancia; peludos y muy tiernos han sido un enigma para los investigadores y, durante la invasión española estuvieron a punto de extinguirse. Las llamas y las alpacas tienen una larga historia detrás.
Nativos de los Andes, ambos camélidos han sido confundidos en más de una ocasión. De entre todas las similitudes se puede encontrar están su aspecto físico, su hábitat e incluso que escupen al estar enojadas, por lo que no es extraño que en más de una ocasión se haya pensado que son iguales.
De acuerdo a un artículo publicado en la Revista Chilena de Historia Natural la confusión puede ser aún mayor, ya que en realidad en América del Sur existen 4 especies de camélidos en la región. La mitad salvajes y la mitad domesticados:
- Guanaco (Lama guanicoe)
- Llama (Lama glama)
- Vicuña (Vicugna vicugna)
- Alpaca (Vicugna pacos)
La diferencia por la que es posible empezar es que son especies diferentes: Lama glama y Vicuña pacos. Aunque pueda sonar obvio, este descubrimiento tardó en llegar, ya que eran animales demasiado parecidos en conjunto con que hubo una gran taza de hibridación.
Ahondando en cambios más superficiales, es posible apreciar que la llama es más grande que una alpaca, incluyendo un mayor en el largo del cuello y el peso. En rasgos pequeños también es posible ver diferencias como en sus orejas: largas y puntiagudas en las llamas y redondas en las alpacas.
En cuanto a su lana, la llama tiene una textura más áspera pero es tiene más soltura al momento de convivir con los seres humanos (cuestión que seguro has notado en más de un video), mientras que las alpacas gozan de un abrigo más suave, sin que exista tanta posibilidad de sentirlo entre las manos.
Las otras dos especies son muy distintas por rasgos muy específicos y principalmente porque son salvajes. El guanaco tiene un pelaje muy corto y es de panza café con pecho blanco, mientras que la vicuña tiene la apariencia de un antílope americano, con dientes de roedor.
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