Los gatos pueden desarrollar aversión fácilmente a experiencias negativas, similar a cómo algunas personas desarrollamos estrés postraumático a la alerta sísmica o aversión a un alimento que nos cayó mal.
MVZ Sandra Ortiz, Gato Friendly
Empecemos por entender que un gato es un animal profundamente pendiente de su entorno. Esto sucede en parte por el nivel de autodependencia de los gatos de donde provienen evolutivamente, acostumbrados a que si algo les sucede no tienen un grupo social que los vaya a auxiliar. Esto los convierte en animales hipervigilantes de su ambiente, pues son depredadores, pero también pueden ser presas de otros.
Los gatos que aparentan ser miedosos en realidad se sienten inseguros en su territorio o respecto a su capacidad para responder a ciertos riesgos. Son sensibles a movimientos bruscos, gritos o sonidos fuertes, es por ello que en clínicas amigables con los gatos, evitamos movimientos bruscos, no los agarramos de repente sin previo aviso y evitamos sonidos fuertes, bajando nuestro tono de voz.
Evitemos las etiquetas: un gato puede tener miedo, pero no es inherentemente miedoso; puede mostrar agresión, pero no es agresivo
Pero si ocurre algo que no podemos controlar, como que se caiga una sartén, haya un trueno, suene una alarma o un timbre, debemos proporcionarles seguridad según su reacción. Si la situación fue muy traumática, por ejemplo si se asustaron y se golpearon, es necesario entrenarlos para que el estímulo que los asustó no los mantenga asustados todo el tiempo.
¿Qué hacer?
Si un sonido es común en casa o en su ambiente, debemos asegurarnos de que el gato no viva constantemente estresado por escucharlo. En estos casos, podemos entrenarlos mediante un proceso llamado desensibilización y contracondicionamiento, cambiando su respuesta emocional ante estos estímulos en particular.
Ante un miedo en gatos o una fobia, es necesario consultar a un etólogo clínico veterinario para llevar a cabo un proceso de entrenamiento y modificación de conducta, pero si la situación no es tan grave, podemos identificar qué causó el miedo y evitar ese estímulo, o irlos acostumbrando gradualmente al sonido o al objeto que les causó temor.
Si hay objetos que ya les han causado aversión, a veces cambiar el objeto es más efectivo que intentar modificar su respuesta al mismo. Esto puede ayudar a que lo asocien con algo positivo y seguro, reduciendo el miedo en gatos.
¿Y nuestro peor miedo? El riesgo de que se pierda.