Pásale, ándale…

gato

–“¿Estaba lloviendo todo el camino?

Ya. Y alcanzo a sospechar que las otras personas iban medio húmedas junto a ti, subían y bajaban del autobús, empujando y revolviendo el aroma a calle con lluvia, con humo de auto y garnacha requemada.

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Y luego al bajar no pudiste evitar el charco en la esquina, ¿verdad? ¡Ah, no lo viste! ¿Creías que estaba menos profundo? Claro, eso pasa, se requiere un sexto sentido para evitar esas cosas, no te culpes.

Y sí… Desde la ventana he notado que las escaleras dejan pasar algo de lluvia cuando es muy fuerte, vi que te ibas mojando al subir… Lo siento mucho.

Pero ya llegaste, ¡y aquí te estaba esperando!

¿Salir de nuevo?, ¿qué te pasa?, ¿crees que soy perro?

Anda a quitarte esa ropa y darte un baño, cuando te pongas la pijama y te prepares algo de cenar, nos acurrucamos en la cama mientras prendes la tele. Te frotas contra mis mejillas, ronroneo y nos quedamos ahí sin pensar mucho más. ¡Anda!

¡Ja, ja, ja, ja, ja! Tener que salir… ahorita… ja, ja, ja, ja… ¡Qué ocurrencia tan vintage! Es el siglo XXI, Baby… es la era del GATO.”

Crónicas internas del gato, Volumen 128.

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