¿Nuestros perros ven el mundo igual que nosotros? Un equipo de científicos ha dado una respuesta a esta pregunta al estudiar la percepción de estos animales en un experimento.
Investigadores de la Universidad Emory de Atlanta (EE.UU.) realizaron un experimento donde observaron el cerebro de dos perros a través de una máquina de resonancia magnética, mientras estos miraban películas caseras.
Interés en las acciones, no en quién las realiza
Los resultados del experimento arrojaron que los perros presentan diferencias significativas en la forma en que perciben el mundo en comparación con las personas. Como ejemplo, afirman que los canes están en mucha más sintonía visual con las acciones, en vez de qué o quién está ejecutando dichas acciones.
Suena obvio, pero este hallazgo supone una pieza clave del rompecabezas de la cognición canina, pues devela qué es lo que prioriza el cerebro de un perro cuando se trata de la visión.
La investigación fue publicada en el Journal of Visualized Experiments y se realizó únicamente en dos perros, Daisy y Bhubo.
Ambos observaron una serie de películas en tres sesiones de 30 minutos mientras se encontraban relajados en un resonador magnético. El contenido proyectado era producido en específico para perros, y pudieron ver mascotas corriendo, humanos interactuando con perros, o dándoles golosinas. Además, imágenes de autos, personas u otros animales en movimiento reforzaron el análisis.
El turno del humano
A la par, el experimento sometió a dos humanos a los mismos videos y en las mismas condiciones, osea, llevando una resonancia magnética.
“Los humanos estamos muy orientados a los objetos. Tenemos una obsesión particular con nombrar objetos. Los perros parecen estar menos preocupados por quién o qué están viendo y están más preocupados por la acción en sí. Otra diferencia es que solo distinguen tonos de lo que se percibiría como partes azules y amarillas del espectro”.
Gregory Berns, PSICÓLOGO
Además, los perros poseen una mayor densidad de receptores de visión sensibles al movimiento, seguramente un rasgo de sus antepasados para estar preparados ante las amenazas de su entorno.
Mientras los humanos están más enfocados en lo visual, para los perros el sentido del olfato es el más poderoso. De ahí que procesar la información olfativa ocupe una proporción mucho mayor en su cerebro.
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