Gatos espías, agentes secretos, la CIA y Rusia…

¿Los michis como agentes secretos para espiar al enemigo? Parece el guión de una divertida película, pero fue una realidad hace unas décadas.

En la década de los sesentas y con las relaciones con Rusia por los suelos, un grupo de agentes de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA) decidió crear un cuerpo de gatos para espiar a los soviéticos.

Apenas se firmó la paz al terminar la II Guerra Mundial, Estados Unidos y la Unión Soviética ya estaban en otra disputa, menos expuesta y sin desembocar en otra guerra, pero no por ello no se desplegaron infinidad de planes bélicos y de dominación para con el otro.

Al convertirse en una guerra fuera de los campos de batalla habituales – por eso se le llamó Guerra Fría – ambos países volcaron esfuerzos en espiar al otro en sus propios terrenos, siempre buscando enterarse de lo que el otro hacía para dar el primer paso.

Décadas después de este capítulo en la historia, se fueron desclasificando archivos que demostraban todo lo que la CIA había experimentado para estar adelante de los soviéticos; desde pruebas con drogas, nuevos artilugios, contraespionaje y… gatos al servicio del país.

Curiosamente, el eje inicial para este proyecto fue que la CIA pensó que el Kremlin amaba a los gatos, por lo que tendrían éxito solo por esa premisa. Así fue como surgió Acoustic Kitty.

El proyecto Acoustic Kitty

Inspirándose en los experimentos de Burrhus Frederic Skinner y su caja de condicionamiento, la después conocida como Skinner Box, la CIA preparó su plan de adiestramiento gatuno. Los estudios de Skinner se basaban en el refuerzo positivo o el refuerzo intermitente y tras probar con cuervos y palomas, era el turno de los gatos.  

La idea era colocarle un micrófono al gato y enviarlo por información. El siguiente porblema era cómo lograr que obedeciera y tomara la dirección exacta. Se decidió que a través de señales acústicas intermitentes o parciales, lograrían generar cambios de dirección en el gato.

El proyecto, que costó 20 millones de dólares, jamás logró resultados y ni siquiera los gatos llegaron a los lugares esperados. Fue cancelado un par de años después como muchos otros y se ocultó toda la información para evitar reclamos.

Fue recientemente que se supo de este intento y sorprendió por la desesperación de los integrantes de la CIA por adelantarse a sus enemigos, con ideas tan disparatadas como esta.

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