Lo que es la máxima demostración pública de cariño entre humanos, es una gran invasión para Su Majestad. Entendamos por qué.
Paco Colmenares, Director Editorial… Y besador profesional de gatos
Un beso es, para cualquier especie animal -sí, también tú-, una demostración de confianza e integración social del más alto valor, pues más allá de los significados culturales, es uno de los momentos de mayor vulnerabilidad que un ser vivo puede permitir. Otro ser está tan encima de tu espacio personal, que te podría asfixiar, morder o dañar seriamente.
Así de serio y valioso es un beso.
Pero particularmente para un gato, ser besado en la cara representa muchos conflictos.
Primero, lo dicho, eres un animal mucho más grande acercando su boca, ¡toda su programación genética le dice que eso es peligro de muerte!
Después vienen las vibrisas. Al besarlo es seguro que toques, alteres o hasta apachurres sus bigotes, las conocidas vibrisas, que ya sabes que no solo están en las mejillas, sino salen a veces como pelitos independientes o cejotas sueltas. Estas son muy sensibles al cambio del aire, ahora imagínate a tus labiesotes y carota.
También están los olores. Tu nariz y boca expiden olores por más recién lavadas o limpias que creas que están, y a veces, muy fuertes para uno de los animales con olfato más especializado, y unos de los más cuidadosos para consumir y aproximarse a cosas en mal estado.
Y finalmente, lo haces perder el tiempo. Sí, es la verdad. Los gatos saben estar al pendiente de cada minúscula cosa que pasa a su alrededor, incluso mientras comen o beben agua, por eso muchos de ellos lo hacen con los ojos semi abiertos, y sólo después de conocer mucho y confiar mucho en su entorno, pierden de vista a otros seres en movimiento. Entonces, mientras lo besas ¡lo haces perder segundos de vigilancia, y alguna amenaza podría aproximarse!
Entre los primates este gesto no es ajeno, ni poco común; en la mayoría de las otras especies, hay más razones de limpieza y acicalamiento, que de demostrar cariño.
Si con todo esto, has logrado una relación en la que por segundos puedes robarle un beso al michi, te aseguro que no lo robaste, aún con gestos fue él quien te permitió dárselo, y sin duda, has logrado un lazo irrompible y merecido con el mejor animal del mundo.
Sigue leyendo: Guía para la primera cita, nada de besos luego luego.