Es un mito que siempre caen de pie, y aunque así sea, el entorno y la altura de la caída pueden rebasar el límite flexible de un hueso, provocando una dolorosa fractura felina.
MVZ Daniel Iván May, AMICA Gatos.
No hay una fractura felina que se cure sola de manera satisfactoria, así que en todos los casos tenemos que empezar a calcular las condiciones para acudir al Médico Veterinario a la brevedad, por lo que te decimos cómo hacerlo.
Existen diferentes tipos de fracturas, como expuestas y no expuestas, o las que ponen en riesgo la vida de nuestro gato y las que no.
Una fractura felina expuesta, por ejemplo, que ponga en riesgo la vida, es la que presenta un sangrado activo, o una fractura de costillas, pues compromete la capacidad respiratoria. En estos casos es de suma importancia acudir lo antes posible con el médico, en una transportadora cómoda y amplia, preferentemente acojinada o con toallas, en la cual el gato pueda acomodarse de la manera que se sienta lo mejor posible.
Nunca trates de manipular, entablillar o fijar alguna fractura felina. Sin el entrenamiento adecuado puedes empeorar la situación.
Si la fractura no pone en riesgo la vida, puedes preparar con un poco más de calma la transportadora, acondicionada con aromaterapia, feromonas, o alguna otra herramienta que mantenga al gato lo más relajado durante su transporte al médico. Trata de utilizar las que son rígidas y preferentemente desarmables, las que son de tipo mochila o maleta son incómodas en estos casos.
Los accidentes pasan, pero podemos estar preparados ante ellos. Procura siempre tener la transportadora de tu gato limpia y lista para cualquier eventualidad, así como sus documentos de importancia. Los minutos perdidos en la búsqueda y preparación pueden ser vitales.
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