Soy Umi. Parte 1

o Cómo aferrarse a la vida con cada uña desde el primer momento.

La dramaturga más felina, nos lleva a la mente de Umi, desde el día uno de su vida, y con él, a conocer cada reto que la vida le puede poner a un gato.

Aly Noris

Cuando abrí los ojos, apenas recuerdo poder moverme. 

Mamá nunca regresó al lugar en donde estaba con mis hermanos, y de ellos sólo puedo recordar sentir que poco a poco, uno a uno, se iban deteniendo sus latidos. 

Una pareja pasó, vio que me esforzaba por sobrevivir y me tomaron… me llevaron con ellos. 

Los primeros días vivía en un cuarto, con todas las comodidades que se puedan imaginar, hasta que llegó el día en que me dejarían conocer todo su mundo. 

Apenas al salir, había otro gato como yo, Pelusa, que de inmediato se dio a la tarea de atacarme, cada vez que me veía, lo cual comenzó a ponernos nerviosos, a los humanos y a mí, por lo que comencé a ser huraño y atacarlos todo el tiempo, gritando y maullando, yo sólo quería salir de ese departamento. 

Los humanos decidieron ponerme en adopción y así fue como por fin conocí a mi Karen, ella era, definitivamente.

Desde el momento que me cargó me transmitió paz, me llevó hacia su carro, una tarde lluviosa llena de muchos otros autos ruidosos, que realmente no me importaban, pues sólo sentía la tranquilidad de viajar en sus piernas mientras ella conducía. 

Finalmente, llegamos a su mundo, este nuevo departamento. Apenas abrió la puerta, de inmediato sentí el olor de otro gato ¡y un segundo después apareció! 

Un gran gato blanco, de ojos azules, que con Pelusa como único recuerdo, desde luego me dio mucho miedo, pero Karen lo detuvo sólo con decir su nombre, en esa dulce voz: -“Orión”. 

Orión se acercó, yo sólo quería esconderme en sus brazos, pero a él no le importó, insistió con su nariz hasta alcanzarme y antes de estar seguro de mi miedo, comenzó a acicalarme. Habían pasado sólo unos minutos y ya éramos los mejores amigos. 

Esa misma noche, dormí en una cama enorme con mi nuevo hermano Orión y mi Karen.  

Siempre fui un gato curioso, y conforme fui creciendo me encantaba asomarme por la ventana, y alguna que otra vez salir al jardín a tomar el sol. 

Un buen día, Karen decidió que era hora de mudarnos de guarida, a un lugar más grande, así que con su Raúl, comenzaron a meter todo en cajas, y sólo un día después el gran camión de los muebles y las cajas, había llegado.

Nuestro Raúl fue el encargado de meternos en nuestras seguras naves transportadoras, pero con tanto humano en casa, no pude controlar el miedo y me escondí. En cuanto pude me salí por la puerta, mientras sacaban más muebles, decidí subir a la barda del jardín para observar todo desde un punto seguro y fue entonces que caí…

¿Qué le depara a Umi, en la parte II? Mientras, puedes ver lo que Aly Noris está tramando con los chicos de Arty Aity Studio.


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