Se creía que eran solitarios, dado que frecuentemente se les encuentra solos; sin embargo, pueden vivir en grupos, con todo el estrés y beneficios que esto conlleva.
M. en C. MVZ Itzel Vázquez Cedillo
Dra. Claudia Edwards Patiño, FMVZ-UNAM
Para que una especie animal se considere sociable, se requiere que sus miembros vivan en pareja, en familia o en grupos y que, en consecuencia, el comportamiento social ocupe una gran parte de su tiempo. El comportamiento social ritualizado funciona entre los animales para informar sus intenciones y así lograr evitar conflictos; en los mamíferos abarca: encontrar pareja, la crianza, el marcaje de territorio y la defensa ante los rivales.
Los gatos forman grupos sólo si hay suficientes recursos, y por lo observado en algunas colonias de gatos, podemos decir que su conducta social es plástica o adaptable, frecuentemente con miembros definidos, que pueden reconocerse entre sí y con resistencia a la integración de un gato ajeno al grupo.
La organización de un grupo generalmente es el matriarcado. La colonia más pequeña consiste en una hembra que vive con sus crías hasta que éstas son capaces de cazar por sí mismas. Las colonias más grandes se forman con varias hembras, frecuentemente relacionadas genéticamente, que se asisten entre ellas durante el proceso del parto y que, además, se ayudan mutuamente a cuidar de las camadas para asegurar su supervivencia.
¿Y los machos? Pueden formar parte integral del grupo social siempre y cuando sean reconocidos y aceptados por las hembras. Su función es defender el territorio de machos extraños, aunque también proveen cuidados y auxilio a los gatitos.