¡No me acaricies, extraño!

En estas fechas de celebración se incrementan las visitas entre casas, y con ello, la tentación de acariciar gatitos residentes de ellas. ¡cuidado!, la incomodidad puede causar accidentes.

Dra. Claudia Edwards P. Humane Society International – México FMVZ-UNAM

Los amantes de los felinos tenemos siempre una enorme tentación al ver a los reyes gatunos en su ambiente de casa: admirarlos, hablarles y acariciarlos. Cuando perdemos de vista el respeto de su espacio vital y que, aunque parezcan tranquilos y relajados siguen atentos a la presencia de los extraños, pueden ocurrir agresiones que se malinterpretan como un problema de conducta. En efecto, algunas veces son problemas recurrentes, mientras otras, son reacciones derivadas de no conocer en realidad a estos felinos de otras familias.

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Síndrome del tigre

Estás en una casa de visita y el gato se pasea por ahí. De repente, desaparece y crees que se habrá ido a dormir, pero cuando atraviesas por un pasillo, o vas a la cocina, el depredador máximo del mundo animal envuelto en la elegancia de la mascota ideal ¡te ataca desde un rincón!

¿Por qué hizo esto? Muy a menudo, el gato se coloca vigilante atrás de un mueble o cualquier otro objeto, cerca de un pasaje de los propietarios (corredor, vestíbulo, etc.), en el momento en que alguien pasa, el gato realiza un salto, agarra la pantorrilla con sus garras, primero lacera y después muerde en varias ocasiones. Los intentos de la víctima por retirarse provocan un recrudecimiento de la agresividad y después la fuga.

Un gato que presenta Síndrome del Tigre, puede tener el origen de esta conducta en hábitos alimenticios que el responsable ha determinado para los gatos, restringiendo el alimento a unas pocas veces en el día (2 o 3 en lugar de dejar el alimento ad libitum). Este problema se presenta frecuentemente en personas que desconocen la conducta normal del gato y que tratan de educarlo y alimentarlo como perro, o en casos donde los responsables restringen el alimento por temor a que engorde o bien, como medida para bajarlo de peso.

El tratamiento descansa principalmente en el cambio a una alimentación seca a libre voluntad. Es necesario estar conscientes que es probable la aparición de un sobreconsumo durante los primeros dos y hasta tres días, la cual concluye generalmente con regurgitaciones que no deben ser tomadas como pretexto para anular el protocolo alimenticio. Se asiste rápidamente a una regulación del consumo y a una desaparición de estas pequeñas molestias.

Puede ser necesario modular la hipervigilancia y la tendencia a la bulimia de algunos gatos. Si este es el caso el Médico Veterinario especialista en etología podrá recomendar algunos medicamentos psicotrópicos por algunas semanas para su control.

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Intolerancia a las caricias

Esta condición se debe a que la piel del gato es sumamente sensible, ya que presenta unas células que detectan tacto fino, presión y dolor conocidas como células de Merkel, que son las mismas que tenemos los humanos en las yemas de los dedos que nos permiten leer en Braile.

Si de cachorros no fueron acostumbrados a esta manipulación, su piel la detecta como dolorosa o molesta, así que ellos comienzan a “avisar” que les es desagradable moviendo los bigotes, las orejas o la cola, pero si la persona que está acariciándolo no las sabe detectar, seguirá hasta que la molestia sea insoportable dejando al gato sin más remedio que morder para librarse del dolor que está sintiendo.

Puede que un gato soporte lo más posible las caricias provenientes de sus personas conocidas por el vínculo que ha generado con ellas, pero no aplicará la misma tolerancia con extraños.

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