Psic. Fraga Ostos
Un amigo cercano siempre será una contención en nuestra vida, por eso es bueno tener una red de apoyo bien cimentada, que pueden ser amigos, familia e inclusive, obviamente, mascotas.
De este rol es que deriva el nombre compañeros de apoyo emocional, como se les llama cuando son requeridos para brindar ayuda, o una contención a sus humanos. Los animales son un excelente vínculo afectivo, pues además son incondicionales. Pase lo que pase, tu perro o gato siempre va a estar ahí, y cuando sientas que necesitas una compañía, recurrir a ellos es una respuesta segura.
Su existencia y apoyo en tu vida, claro, llevan una responsabilidad en los momentos de calma, y cuidar que tu compañero tenga la mejor calidad de vida será esa gran responsabilidad afectiva, una reciprocidad que también será de mucha ayuda tener consciente siempre.
Adoptar un gato o un perro porque tienes la convicción de que eres tan responsable de ti mismo, que puedes ser responsable de otro ser vivo; es un gran paso en la consolidación consciente de tu mundo emocional, pues sabes que en un ejercicio de protección y cariño, los dos obtienen ganancias, generando vínculos amorosos y muy plenos.
En la práctica diaria, he escuchado pacientes que me dicen: “Me siento listo para tener un compañero, para adoptar un gato o un perro, porque ya me siento contento; me siento con esta necesidad de compartir esta felicidad con alguien más”. Y compartir la felicidad no implica necesariamente a otra persona.
Los animales nos proporcionan una sensación de bienestar por todo el amor que nos dan, y por esa sensación, son un gran apoyo cuando estamos viviendo en un espacio solos; o cuando debemos enfrentar el reto de recuperarnos de algún trauma personal, como la pérdida de un ser querido, de una pareja, o cualquier tránsito de pérdida.
Son grandes acompañantes, y muchas personas se recuperan de forma favorable a estas pérdidas motivándose a seguir por la responsabilidad, y sintiéndose acompañados de esa mascota.
]]>