La maternidad interespecie es común en la naturaleza y nuestro comportamiento y presencia en la vida animal y en su hábitat, ha incrementado esta práctica.
Ma. Isabel O. Martínez Vargas, M Esp Negocios Veterinarios, Coordinadora Editorial
¿Debe o puede el ser humano intervenir entre una madre animal y su cría recién nacida? Una crianza artificial puede ser necesaria con cachorros caninos, cuando se presentan 3 circunstancias principalmente:
- La madre fallece durante el parto o por complicaciones.
- La cantidad de cachorros rebasa las capacidades físicas de la madre.
- La madre rechaza a una o varias crías.
Ese “rechazo” no se da por ser una “mala madre” o no “querer a su cría”, sino como una respuesta objetiva a la naturaleza, para administrar los recursos y proteger a los cachorros más fuertes, con el fin de asegurar la prevalencia de la especie, apostando por los individuos más sanos.
En los 3 casos, en vida libre, los cachorros estarían condenados a morir de hipotermia o de hambre. Sin embargo, nuestra presencia y los avances tecnológicos y médicos, han podido salvar a esos neonatos.
Es una experiencia maravillosa que crea un vínculo más allá de un dueño/mascota.
Cuando la presencia de la madre desaparece, es importante cubrir las necesidades básicas del cachorro, esto es, darle un lugar limpio, cómodo, cuidando su temperatura corporal, y por supuesto, alimentarlo de manera artificial con un gotero, biberón especial o improvisado, con un suplemento de leche de uso veterinario, que debe ser proporcionado al menos cada 4 horas durante los primeros 15 días de vida, ajustando la cantidad de acuerdo con el incremento de peso.
Una vez que pasa ese periodo crítico y vigilando el desarrollo de su sentido de la vista, viene el cambio a alimentación sólida, la primera desparasitación y vacuna, y, por supuesto, enseñarle cómo ser perro.
Es importante que, si eres una mamá sustituta, cuentes con el apoyo de un médico veterinario de cabecera que te aclare todas tus dudas y acompañen juntos a ese cachorro, pero también, que consultes a un etólogo que te guíe cómo sustituir las enseñanzas de su madre que, de manera natural, a través de mordidas jalones, gruñidos, le enseñaría dónde hacer del baño, dónde comer, cómo jugar, e incluso, la importancia de las jerarquías y cómo comunicarlas.