En nuestro país solemos normalizar y romantizar la vida en las calles, ya sean personas, perros o gatos. Es hora de recordar eso como parte de la historia… pero dejarlo atrás, ¿recuerdas al gato del barrio?
Dra. Claudia Edwards, FMVZ-UNAM
En algunos barrios mexicanos, los gatos comunitarios son una imagen habitual. Los gatos del barrio, que a veces tienen una familia pero se les permite salir, acaban formando parte de la vida de varias casas. En estas comunidades, donde el amor por los animales es fuerte, los vecinos suelen alimentar y cuidar a los gatos, creando un ambiente en el que estos animales pueden prosperar, aunque no siempre bajo condiciones ideales.
Los gatos del barrio disfrutan de cierta autonomía, recorriendo las calles, explorando nuevos territorios y estableciendo relaciones con diferentes familias. Sin embargo, esta vida de libertad viene acompañada de grandes riesgos. Aunque la solidaridad vecinal les permite encontrar comida y refugio, la realidad es que estos gatos enfrentan amenazas constantes como el tráfico, enfermedades y peleas con otros animales.
La esperanza de vida de un gato que vive en estas circunstancias es considerablemente más corta que la de un gato que vive exclusivamente en el interior. Tristemente, muchos de estos gatos comunitarios mueren de manera trágica y prematura.
Sí, todos amamos a Don Gato y su Pandilla, pero recordemos algo importante: aún con lo astutos y hábiles que eran, esa amada pandilla sólo duró una temporada, un año.
A pesar de las buenas intenciones de las personas que los cuidan, este no es el estilo de vida ideal para los gatos. Aunque en muchos casos florecen bajo el cuidado colectivo de una comunidad, la exposición a peligros externos reduce drásticamente su calidad de vida.
La vida de un gato al aire libre está marcada por la incertidumbre, desde los peligros del entorno hasta la posibilidad de contraer enfermedades graves que podrían haberse evitado con una vida más controlada y protegida.
Aunque la cultura de cuidado comunitario refleja un noble respeto hacia los animales, es importante considerar que, al permitirles vivir en libertad, también se les expone a un destino incierto y muchas veces trágico.
Es crucial que, como sociedad, reflexionemos sobre el bienestar de los gatos del barrio y promovamos un estilo de vida más seguro y saludable, que les permita vivir una vida larga y plena sin sacrificar su seguridad por el deseo de libertad.
¿Existe alguna forma de que vivan mejor en la calle? Quizá. Involúcrate.
