Felinos mexicanos

Fantasmas que escapan entre los bosques.

Paco Colmenares

Los felinos salvajes de México, espíritus admirados durante cientos de años, que hoy se alejan corriendo y escalando.

Hoy, en Asia, los Tigres son fotografiados en alturas de los Himalayas que jamás habían explorado, y es probable que la respuesta a la pregunta “¿Por qué se aventura hasta ese punto?”, esté en el cálculo de riesgo que su primigenia mente puede hacer: ¿Qué es más riesgoso? ¿Un hábitat hostil… o un vecino invasor? Así también, los felinos de México han comenzado una escapada natural, un alejamiento de los territorios que un día ocuparon, en los que coexistieron con otros cientos de especies, en la búsqueda de sobrevivencia.

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Ocelote. El pequeño quinto sol

Las habilidades miméticas y el sigilo de algunas especies les ha ayudado a que la competencia entre cazadores y cazados les siga dando esperanzas, como los felinos pequeños dentro del rango de los salvajes, en México. Entre ellos, el Ocelote (Leopardus pardalis), de formas gráciles que nos recuerdan más a nuestro gatos domésticos, puede escapar gracias a su piel, y en gran medida tiene que hacerlo por culpa de ella.

Los ocelotes viven en casi todo el continente americano, con una área de distribución que se extiende desde el sur de Estados Unidos hasta el norte de Argentina, aunque su zona de asentamiento es limitada y cada vez más fragmentada, debido a la deforestación y la expansión urbana. Dependen de lugares de refugio con vegetación densa, para su éxito en la caza. Aunque son buenos escaladores, cazan sobre todo a nivel del piso, pero si es necesario, también son buenos nadadores.

Tienen una esperanza de vida, en medio silvestre, de unos diez años, pero en cautiverio pueden alcanzar a doblar esta cifra. Tiene pocos enemigos naturales, y pocas veces caen ante ellos, pero se cuidan de las serpientes, los pumas, jaguares y las águilas arpía.

En la cultura náhuatl, es difícil diferenciar al Ocelote del Jaguar, pues el nombre Ozelotl regularmente parece interpretar al superdepredador. Eventualmente se asumió la mezcla del mito de ambos y que las referencias dependían del animal que cada grupo de habitantes del México prehispánico vieran más, por lo que las mismas representaciones artísticas son hechas con pelajes notablemente amarillos, con rosetas negras, como el jaguar, o en tonos blanquecinos y grises, con rosetas alargadas, como el ocelote.

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Lince rojo. El viento y la niebla

El Lynx rufus, también llamado Gato Montés o Bobcat Tabby, dependiendo de la zona de hábitat, es un felino del género Lynx. Con doce subespecies reconocidas, sus poblaciones se extienden desde el sur de Canadá hasta norte de México, incluyendo la mayor parte de los Estados Unidos.

Comparte con las otras tres especies del género Lynx, su corona de espigas de pelo negro y una cola corta, pero destacan sus barras negras distintivas en las patas delanteras y la punta negra de su cola. En tamaño promedia 90 cm desde la cabeza hasta la cola, con 50 cm de altura hasta el hombro y un peso que varía de 6 a 13 kg.

Aunque prefiere conejos y liebres, es un cazador oportunista que puede alimentarse tanto de insectos, como de pequeños roedores y ciervos.

La esperanza de vida del lince es de seis a ocho años, pero en cautiverio, el registro récord es de 34 años y tiene pocos depredadores aparte del hombre; pero en su vida suele tener conflictos con las grandes especies con las que comparte territorio, como el lobo gris y el puma, lo que se ha reportado con frecuencia en lugares como el Parque Nacional Yellowstone, en Estados Unidos.

En la mitología nativa americana, la figura del Lince se asocia a menudo con el Coyote en leyendas que los hermanan. Ambos se asocian como el viento y la niebla, dos elementos opuestos en el folclore nativo americano. Las leyendas varían ligeramente entre los pueblos de América del Norte, y existen mitos similares en América del Sur.

Por ejemplo en una versión de la leyenda de la tribu Nez Percè o Nei me po, linces y coyotes entran en contraposición, dos seres antagónicos que se pelean y se evaden. Sin embargo, otra versión también los hacen ver como elementos duales, dos caras de una misma moneda, así como el viento y la niebla son elementos del aire, cuya única diferencia radica en su condición estática o de movimiento.

Las leyendas del lince y del coyote en los mitos de los indios americanos fueron estudiadas por el célebre Claude Lévi-Strauss, en su libro Historia del Lynx. Según él, estos gemelos opuestos y desiguales de poder representan un mundo de desequilibrio perpetuo. Este análisis además, ayuda a interpretar el comportamiento de los indios amigos en su primer contacto con los europeos, la existencia de personas a la espera de la llegada de otras.

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