Cada proceso es distinto, por eso no hay recetas, y la única recomendación posible, es que prepares el momento para que se haga a tu modo, en tus formas, con lo que tú necesites.
Mtra. Ma. Isabel O. Martínez Vargas, Esp. en Negocios Veterinarios, Coordinadora Editorial
Es hasta difícil hablar de la primera noche que pasamos tras la muerte de un animal de familia. Es quizá el momento consciente más complicado, porque francamente el instante preciso de la muerte, estamos muchas veces en una especie de trance, que pronto será confuso y difuso en la memoria.
Sin embargo, cuanto más temprano en el día ocurre la despedida, más tiempo hay de recuperar los sentidos y la razón a plenitud, por lo que, al caer la noche, ya de regreso en casa, en silencio y sin las personas externas al núcleo, que te pudieran haber acompañado, viene el gran golpe de realidad: la primera noche sin ese hermoso ser que era más parte de ir a dormir que tu pijama o la almohada.
Así como arrancamos este texto, no podemos decirte exactamente lo que vivirás, sentirás y cómo afrontarlo, por lo que sólo podemos recomendarte preparar tus circunstancias, o las de alguien que vaya a afrontar este proceso.
Recupera el orden
Si no es tu costumbre más estricta, 1 o 2 días antes ve teniendo todo en orden, en un mismo lugar, dejando fuera sólo lo básico, como sus platos y correas. Si al regresar encuentras su cama en la recámara, su suéter en el sillón, sus juguetes por el piso o su medicamento en la cocina, cada impacto será otro golpe a la nostalgia.
Haz tregua
Es el momento para limar enemistades y evitar conflictos. Si no estás manejando bien el proceso de despedida, avisa con calma a tu pareja, familia o personas más cercanas, que les pides un extra de comprensión un par de días, para poder concentrarte en este dolor, y nada más. Esa noche no necesitas más peleas.
Decirle a alguien “ya cálmate, no llores, no es para tanto” o “es sólo un animal” sólo empeorará las cosas, y hará su proceso de sanación más tardado. Sé empático
Entorno especial
Los difusores de aceites para aromaterapia, los tés relajantes y la música instrumental pueden crear un ambiente de calma, incluso si no es tu estilo de vida habitual. Son herramientas especiales ante una crisis, que impactarán positivamente en tus sentidos.
La primera noche sin ellos es para recordarlos, despedirnos, lanzar un último canto, llanto o aullido juntos… no para intentar negar que el amor, cuando es tan grande, también duele. Recuerda que el duelo que no se vive, sólo se agrava y alarga.
Y al día siguiente, donar lo que no usarás, reparte la energía de animal amado a otros que lo necesitan.