DOGUE: la reinvención del arte Real

Paco Colmenares, en entrevista con Aydée Varela

Mucho, pero mucho más allá de una chamarra para perro con un diseño increíble, encontramos a una artista enorme, sonriente, completa, plena. Una artista de esas que montan exhibiciones en lugares importantes y podrían escribirte libros enteros sobre la profundidad de Van Gogh, o la importancia de Remedios Varo.

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Aydée Varela, una artista mexicana con obra propia, identificable, divertida, accesible y no por eso menos importante, pintó en los últimos dos años líneas que conectaron lo mejor de su mundo, y pusieron este tejido a pasear por las calles.

“No quería que el arte fuera esta cuestión elitista que está en un pedestal, en museos y galerías… El arte al final es eso que se vive, y tiene un significado en un contexto sociocultural, ¿por qué no iba a haber arte para ese ser que adoro, mi perro Tintoretto?”

Aydée Varela
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Y es que Aydée entendió que nuestros perros y gatos, son para muchos, nuestras obras de arte vivientes, nuestras esculturas que se mueven.

Un día de 2020, mientras la pandemia seguía causando estragos, Aydée volteó hacia Tintoretto, en su tormenta de ideas para reinventarse, tras el impacto que el cierre pandémico tenía en su vida, al borde de la crisis y enfrentada a cierres y cancelaciones de proyectos, y nació DOGUE.

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DOGUE es arte que vive, que se mueve, es arte ambulante. Son las caras más increíbles, más perfectas, que más amamos, en un lienzo que, en lugar de enmarcarse y colgarse en la pared, se pone alrededor de una persona y un perro o gato, y salen así a llevar ese arte a exposición, a la calle, al paseo.

“Yo creí que había salvado a Tintoretto al adoptarlo, pero él, el amor que le tengo, me salvó a mí, me llevó a reinventarme y a tener hoy la fortuna de vivir de lo que me apasiona”.

AYDÉE VARELA
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Del Rufino Tamayo, a portadas de libros de arte, a la espalda de alguien que ama tanto como ella a su familia animal, Aydée Varela y DOGUE hacen un homenaje constante a la vida, o la ausencia incluso, de aquellos que son nuestra realeza en casa, los reyes de nuestras camas y sillones, príncipes del asiento trasero.

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