Existen historias que se cuentan dentro de una misma historia, para el artista español Pablo Picasso, la obra de la cual hablaremos hoy es justamente eso. es una obra dentro de otra obra.
Aydée Varela
La obra de la que Picasso hacía referencia, es sin duda una de las pinturas más icónicas de la historia del arte y una de las obras maestras del arte Barroco creada en el siglo XVII.
Se trata de Las Meninas del español Diego Velázquez, la cual fue pintada en 1656 y representa a la infanta Margarita, hija del rey Felipe IV de España, rodeada por su séquito, incluyendo a sus damas de compañía, sus enanos, un espejo que refleja la imagen de los reyes, los cuales son sus padres, un perro, una habitación llena de cuadros y un par de personajes misteriosos que nos intrigan y nos hacen cuestionarnos sobre la complejidad de la escena y el papel de quien la observa, es decir, del espectador.
Las Meninas sin duda es una muestra del virtuosismo técnico, artístico y conceptual de Velázquez, rompe con los esquemas tradicionales de la pintura de la época para este tipo de retratos. Velázquez desafía la técnica y decide enfatizar en la profundidad, generando la ilusión de un espacio tridimensional; donde el espectador cobra un papel principal observando desde diferentes ángulos y planos que le permiten sentirse en una escena real y partícipe del momento.
En su versión de Las Meninas, Picasso cambió al perro de caza, por su perro salchicha tan querido.
Dentro de la complejidad de esta pintura, uno de los elementos que cabe destacar, es la presencia del perro, el cual encontramos en primer plano. Es importante saber que este personaje no es un elemento accesorio sin importancia en Las Meninas. Se trata de un perro de caza de tamaño mediano que tiene un papel central en la composición de la obra.
Esta presencia es especialmente relevante si consideramos el contexto histórico y cultural en el que fue creada la obra. En la España del siglo XVII, los perros de caza eran animales muy valorados por la nobleza y la aristocracia, y como hemos visto en períodos anteriores se les consideraba como un símbolo de poder, estatus y sobre todo, valentía.
Existen diversas interpretaciones sobre el papel del perro en Las Meninas. Una de las teorías más extendidas es que el perro representa la lealtad y la fidelidad hacia la familia real; pero lo relevante es que en esta obra en particular también podría ser la representación de lo que simbolizaba el propio Velázquez para los reyes; ya que el artista era considerado como uno de los pintores de cámara, el cargo más importante que se podía tener entre los artistas de la época en la corte española. Este cargo consistía en tener un sueldo, estatus y privilegios dentro de la corte al ser el pintor designado para realizar habitualmente los encargos reales o para la nobleza.
Otra interpretación del perro, es como un símbolo de la estabilidad y la continuidad, en contraposición a la incertidumbre y la inestabilidad que representaría el espejo que se muestra en la pared al fondo de la escena.
En cualquier caso, lo que está claro es que el perro en Las Meninas es un elemento central y significativo. Aunque uno de los grandes misterios de esta obra, es el papel de Velázquez; ya que se autorretrata en la escena pintando un cuadro dentro de un mismo cuadro, dejándonos con el misterio ¿qué será eso que pinta?, ¿qué nos oculta? y qué tal vez nos quiere dejar para la imaginación, ¿cuál es esa historia que nos cuenta, pero no puede decirnos?, ¿será que existe un misterio con el personaje que se encuentra al fondo de la escena en el marco de esa puerta?
El hombre retratado aunque se encuentra en el último plano de la composición, se enfatiza en la pintura por estar a espaldas de una habitación iluminada con una atmósfera distinta a la del común de la obra.
Visita virtualmente esta fascinante obra en el Museo del Prado.