La mejor forma de convertirse en veterinario especialista en gatos, es pensar en todo momento lo que a ellos les estresa, para evitar tantos factores así, como sea posible.
MVZ Daniel Iván May
Me gusta pensar que ser veterinario especialista en gatos, no intento sólo ser su médico, sino convencerlo de que las revisiones y procedimientos son algo bueno, desde mi entorno y en cada una de mis acciones.
Para ello, una revisión felina es mejor realizarla de forma secuencial y muy relajada, preferentemente con una iluminación tenue, pero suficientemente clara para la inspección.
Las luces blancas pueden estimular el estrés en los gatos.
Los movimientos bruscos y espontáneos asustan al gato, por lo tanto, una consulta con el veterinario especialista en gatos puede ser mucho más tardada que la de un perro, por lo que lo mejor es atender solo un gato a la vez y dejar un espacio suficiente entre una cita y otra.
El poder de su nariz
Hay que tomar en cuenta que los aromas de perros también pueden generar estrés en los gatos, pero más aún lo harán las feromonas de alerta que dejará un gato sumamente estresado, por lo que antes de recibir al siguiente gato, es necesario limpiar, neutralizar y/o eliminar los aromas del consultorio, aún si no vimos manchas o fluidos obvios.
Siempre que se aplica alguna vacuna a nuestros pacientes, hay que auxiliarnos del refuerzo positivo, por lo que ofreceremos premios sabrosos para comer, antes, durante y después de su vacuna, con esto garantizamos que el gatito esté feliz de volver a visitarnos.
La consulta ideal, empieza desde antes de que el gato llegue.
Los veterinario especialista en gatos buscamos hacer la mejor revisión, sin perder la posibilidad de ser amigos, por lo que es indispensable evitar a toda costa pelearnos con gatos más salvajes, pues si después de todo lo recomendado no logramos convencer al gato para un manejo adecuado, cualquier acción para “someterlo” solo será contraproducente y hasta podría empeorar el cuadro clínico.
Sí, la consulta y atención positiva de un gato es un poco más detallada, nos lleva más tiempo y a veces un poco más de esfuerzo que la de un perro, pero el médico que está poniendo este esfuerzo, va a lograr una experiencia positiva para el gato, para el tutor y para él mismo.