No existe un manual para manejar y sanar la pérdida de un animal de familia, pero una nueva compañía puede abrir tu corazón de nuevo.
Psic. Fraga Ostos, Tanatóloga
Cada animalito es único, al igual que su tutor o cuidador responsable, por lo que el duelo es también un proceso psicológico adaptativo que debe vivirse dignamente, sin autoflagelaciones ni actitudes masoquistas.
En el proceso de duelo, es importante escuchar lo que sentimos en cada momento. Es un periodo muy doloroso y difícil de afrontar, que varía de persona a persona y cada uno lo vive de manera diferente, pero es esencial validar ese dolor, experimentando emociones como la melancolía, la tristeza y la añoranza.
Cuando te sientas preparado, con tu corazón y alma dispuestos a abrir las puertas a un nuevo amor, es crucial asegurarte de que el dolor haya sido procesado. La mejor forma de saber que el sufrimiento ya no te domina es cuando recuerdas a tu mascota con amor y tranquilidad, tanto por su vida como por cómo ocurrió su muerte.
Si no te sientes así, es mejor darte más tiempo, ya que, de otra forma, no podrás dedicar el tiempo, cariño y atención necesarios a tu nuevo compañero de vida.
Considera también el proceso de duelo de quienes comparten techo contigo. ¿Están listos para un nuevo compañero?
No pienses que la llegada de un nuevo perro o gato a la familia va a aminorar el otro dolor. Nunca vamos a sustituir a nuestro compañero que se fue, pero darte la oportunidad de volver a conectar con otro animal, puede ser parte del proceso de sanar.
Tómate tu tiempo, pero si puedes darle una nueva vida a un perrito sin hogar, ¡hazlo! Que el amor que le tuviste sea más grande que tu dolor.
No escatimes al despedirte. ¡Llénalos de flores!
