En México, las mascotas más buscadas son los perros y los gatos; la mayoría de la gente tiene preferencia ya sea por unos o por otros, y existen personas que disfrutan la presencia y convivencia con ambos tipos de mascota.
M.V.Z. Miguel Ángel López Nuñez
El número de familias que tiene mascotas cada día va en aumento a nivel mundial. La experiencia de tener un animal en casa es muy enriquecedora, y es muy importante estar conscientes que depende mucho de nosotros el que ésta sea agradable.
En no pocas ocasiones, la convivencia entre perros y gatos es tranquila y pacífica. Normalmente esto sucede cuando ambas mascotas fueron adquiridas desde una edad temprana, también cuando ambas son de diferente sexo y muchas veces también cuando el temperamento de ambos es muy apacible y tranquilo.
Cuando la convivencia, no existe
No obstante lo anterior, existen casos en los que la relación diaria puede llegar a ser un verdadero problema. Por supuesto esto representa un reto para toda la familia ya que además de tener que estar cuidando a ambas mascotas constantemente, la mala relación puede derivar en algún daño físico para alguna de las mascotas, e incluso para alguno de los demás miembros de la familia.
Existen manejos básicos que debemos tomar en cuenta para tratar de solucionar los problemas de convivencia entre perros y gatos. Algunos de estos manejos se describen a continuación:
Espacio individual
De principio, es muy importante que cada una de nuestras mascotas tenga su espacio propio e individual, es decir su casa o cama, juguetes, cobijas, arenero para el gato, etc. En ocasiones, algunas mascotas gustan de compartir sus espacios pero en otras no, por lo que es muy importante establecer los sitios específicos en donde nuestras ellas llevarán a cabo su vida diaria. Otro punto muy importante es la socialización. Los perros requieren actividad física diaria, que en general es realizada con algún miembro de la familia, mientras que los gatos escogen cuándo socializar con alguien más; como sea, es muy importante que el gato cuente con sus espacios propios, entre ellos un lugar donde pueda arañar.
Sin forzarlos o imponer la convivencia
Nunca debemos obligar a ninguna de las mascotas a convivir con otras ya que esto puede derivar en algún tipo de daño o agresión física; la convivencia debe ser natural y de consentimiento entre ambas. Siempre que acerquemos a ambas mascotas debemos tener controlado al perro con correa, con el fin de evitar que se acerque bruscamente al gato y éste a su vez intérprete dicho acercamiento como una agresión.
Otro manejo que se puede hacer es frotar al gato con la toalla o cobija del perro cuando éste no esté presente; lo anterior ocasiona que el gato huela a su compañero perro y lo acepte más fácilmente. En ocasiones, si el perro es muy expresivo, lo mejor es ejercitarlo y, al regreso del ejercicio, acercarlo al gato. Finalmente, es muy importante mencionar que hay que dejar que el gato decida libremente cuándo acercarse al perro, por lo que no debemos obligarlo a hacerlo.
La visita al etólogo
Lo más recomendable para solucionar rápidamente los problemas de convivencia entre perros y gatos es acudir al médico veterinario especialista en conducta animal (etólogo) para lograr solucionar el problema y lograr, en conjunto, la convivencia sana y feliz entre todos los miembros de la familia.
Recordemos que también somos responsables de cuidar la salud y bienestar de nuestras mascotas por lo que debemos mantenerlas aseadas y limpias y ofrecerles un alimento Premium o Super Premium de calidad para mantenerlas fuertes y sanas en todas las etapas de su vida.
Una mascota sana es una mascota feliz