Al hablar de cruzar el arcoíris, queremos creer que viajan a un lugar lleno de paz y felicidad, donde ya no sufren más dolor ni tristeza y en donde algún día esperamos reencontrarnos.
Alma Morell, Fotógrafa Profesional
Aunque esta idea es solo una creencia, ofrece un gran consuelo a quienes han perdido a un compañero peludo y desde mi profesión me gusta ser parte de ese consuelo con los perritos que cruzarán el arcoíris, ser testigo de la sesión de despedida a través de mi lente y documentarlas.
Como fotógrafa de perros, uno de los trabajos más emocionales y significativos que realizo son las sesiones de despedida, cuando una familia se prepara para decir adiós a su compañero peludo. En ellas los humanos tienen una última oportunidad de inmortalizar el vínculo único que existe con sus amigos peludos antes de que crucen el puente del arcoíris.
Recuerdo el caso de Lola, una hermosa Scottish terrier enferma de cáncer. Las palabras de su humana al contactarme para su sesión fueron “gracias por no minimizar lo que siento por mi perro”. O la sesión de Kammy, una mix de pitbull también enferma de cáncer, que a pesar de su estado, jugó muy alegre y llena de vitalidad el día de su sesión a lado de sus humanos.
Cada sesión es diferente y es una mezcla de tristeza y gratitud. Los tutores quieren recordar los últimos momentos con imágenes que reflejen no sólo la fragilidad del momento, sino también la historia de amor y compañerismo que han vivido juntos.
Con cada clic, mi cámara captura un instante de la esencia del perro: su mirada, el pelaje que los papás acarician por última vez y esa conexión que va más allá de las palabras.
La fotografía en estos momentos tiene un propósito diferente.
No se trata solo de capturar una imagen bonita, sino de preservar un recuerdo invaluable. En muchas ocasiones, me encuentro en situaciones íntimas y conmovedoras, donde los humanos lloran y ríen al mismo tiempo, celebrando la vida de su perrito en esta sesión de despedida. Estas imágenes se convierten en un tributo a su legado, un testimonio del amor que seguirá vivo, incluso después de que crucen el arcoíris.
Como fotógrafa, es un honor poder ofrecer este último regalo. Estas sesiones no solo son un acto de despedida, sino una celebración de todo lo que los perritos representan en nuestras vidas: amor, lealtad y alegría.
¿Y si pudieras tener una sesión justo antes de que llegara a tu vida? El poder de su mirada.