El que acepte con gusto los medicamentos mejora el tratamiento.
MVZ Samantha Hay-Parker, Technical Advisor Boehringer Ingelheim Animal Health
Cuando hablamos de medicación oral en mascotas, es muy probable que a nuestra mente vengan imágenes de intensas peleas en las que el peludo se resiste repetidamente a tragar la tableta o la suspensión, comienza a salivar en exceso o incluso vomita, expulsando total o parcialmente el medicamento, lo que podría poner en riesgo el éxito terapéutico.
A pesar de lo anterior, la medicación oral es y seguirá siendo la vía más utilizada en medicina veterinaria. Es por eso que los médicos buscan constantemente tratamientos palatables (agradables al gusto) que faciliten su administración, garantizando la continuidad del tratamiento sin afectar el vínculo entre la mascota y su humano.
Para garantizar la aceptación de un tratamiento oral, el sabor juega un papel fundamental, aunque también otras características del producto como los componentes de la formulación, la textura, la forma y el tamaño.
Sabores favoritos
En cuanto al sabor, los perros tienden a preferir sabores de carne o mezclas complejas de distintos sabores.
El escenario ideal para todo propietario y médico veterinario es que la mascota consuma voluntariamente una medicación, y ese deseo aumenta cuando el tratamiento es de administración continua, como en enfermedades crónicas o tratamientos preventivos regulares, tales como los desparasitantes.
Al incorporar además de otros atributos, como determinadas texturas y tamaños adecuados en los tratamientos farmacológicos, es incluso posible lograr que la mascota ingiera el tratamiento en forma voluntaria.
Antiparasitarios
Los antiparasitarios se deben administrar de forma continua para evitar infestaciones tanto del paciente como en el ambiente. La frecuencia y la dosis se determinan en función de las necesidades de cada uno, según la presión parasitaria a la que esté expuesto, pero deben ser administrado a intervalos regulares.
De acuerdo con las directrices internacionales de desparasitación, los perros deberían ser prevenidos frente a parásitos internos de cuatro a 12 veces al año, mientras que el tratamiento para ectoparásitos (pulgas y garrapatas) debe ser mensual. Sin embargo, la mayor parte de los propietarios no desparasita a sus perros regularmente, lo cual implica un mayor riesgo de infestaciones parasitarias y, muy importante, mayor riesgo de transmisión de enfermedades que afectan a los humanos.
Como ejemplo de lo anterior, en 2020 se publicó un estudio en el que se documentó que el 96 % de los perros con propietarios tienen un alto riesgo de parásitos internos como resultado de su estilo de vida. Por ello, la desparasitación debería ser mensual siguiendo las recomendaciones internacionales. No obstante, lejos de cumplir con 12 desparasitaciones al año, en promedio, estos perros solo son desparasitados alrededor de tres veces.
Si esperamos que se cumpla la estrategia de prevención parasitaria así como la adherencia a terapéuticos de uso crónico, es importante que se tengan alternativas que simplifiquen la administración e incluso fortalezcan el vínculo con la mascota. Estas alternativas existen y su utilización ha permitido adherencia al tratamiento exitosamente, tanto en medicina veterinaria como en medicina pediátrica.
¿Sabe bien su medicina?
Ahora lo sabes, cuestionarse “¿y qué tal sabe esa medicina?”, no es una pregunta menor. Nosotros podemos entender que un medicamento es necesario para estar mejor de salud, ¡y aún así hay quienes no lo toman por eso! Para que tu mascota no tenga que preguntarse “¿por qué me obligan a comer eso que sabe tan amargo?” pregunta a tu médico siempre si para el tratamiento indicado, existe una versión más palatable.