Cuando estamos de vacaciones debemos extremar precauciones, evitar que sufran lesiones y estrés.
MVZ Ana Paola Velasco Espinosa, MVZ Jaime Camas Rendón
Ellos están felices de viajar con nosotros y salir de la rutina, sin embargo, es inevitable que sufran lesiones durante las vacaciones o que alguna condición de salud ya existente, pero sin diagnóstico, comience a dar lata durante o al regresar de ellas.
Lesiones dermatológicas
Es inevitable que nuestras mascotas estén expuestas a picaduras de insectos, mismas que deben ser tratadas lo antes posible. Existen enfermedades transmitidas por garrapatas que afectan a los humanos y animales. Si hay contacto acude al veterinario para el diagnóstico de dirofilariasis, anaplasmosis, ehrlichiosis canina y la famosa enfermedad de Lyme.
Si vamos a la playa, la humedad que permanece en la piel de las mascotas podría causar lesiones dermatológicas y en las orejas, una infección que necesite tratamiento tópico y oral.
Cuando viajamos a lugares nevados se pueden presentar lesiones por congelamiento, mientras que en sitios calientes el suelo puede causar quemaduras graves que son una urgencia. Siempre es recomendable llevar en nuestro kit de viaje algún antihistamínico recomendado por el médico veterinario.
Enfermedades gastrointestinales
Los parásitos también hacen de las suyas en vacaciones, se pueden comer alimentos contaminados o transmitidos por medio de pulgas, y deberán desparasitarse al regreso del viaje. La ingestión de agua salada o la inhalación de tóxicos en prados fumigados o abonados también es una situación de urgencia, ocasionan vómitos y diarreas, aunque también se puede alterar el estado de consciencia y requerirá hospitalización inmediata.
No ofrezcas alimentos nuevos y siempre proporciona líquidos frescos para evitar una deshidratación.
Enfermedades respiratorias y cardiovasculares
Los cambios de temperatura pueden exponer a nuestras mascotas a enfermedades respiratorias, más si el sistema inmune se encuentra comprometido o si disminuyen sus defensas por el estrés o por el cambio de actividad. Además, la exposición al ambiente puede exacerbar enfermedades cardiovasculares no diagnosticadas, algo que necesitará inmediata atención de un profesional, estas se asocian al cambio de altitud o a la temperatura ambiental excesiva, misma que ocasiona los golpes de calor.
Si observamos que no responde, jadea de forma excesiva, sus mucosas se ven color azul o su corazón late rápidamente, se debe acudir con urgencia al veterinario.
Lesiones por traumatismo
Cuando nos llevamos a nuestros perros a acampar o a los gatos a que jueguen con otros amigos, se pueden presentan fracturas, lesiones articulares, musculares o daño en ligamentos. En el mejor de los casos, las leves se pueden resolver con analgésicos y suplementos, pero si el daño es mayor, requerirá tratamientos de fijación ortopédica. La displasia de cadera es una patología que, en grados leves, no presenta signos, pero después de que nuestros animales realizan actividad física extenuante o ciertos movimientos pueden comenzar a sentir dolor y presentan cojeras.
Durante el traslado asegura a tu mascota, de ser posible utiliza una transportadora para evitar caídas o golpes durante todo el viaje.
Nunca esta de más acudir antes al veterinario para que realice una revisión médica que indique cuál es su condición de salud y si esta puede agravarse según las condiciones del viaje. Si se agrava una condición preexistente, en cuanto regreses, visítalo y comienza con el diagnóstico y tratamiento lo antes posible.