De hecho, el nombre de Beagle, proviene probablemente de derivaciones a la palabra francesa Beigle, simplemente, Pequeño.
Como muchas de las razas de perros modernas, su origen no es del todo claro; aunque para la época del rey Enrique VIII, ya se tenían registros sobre jaurías de pequeños sabuesos muy parecidos a los Beagles de hoy, los que crecieron en popularidad con su hija, la reina Isabel. Se sabe que la reina tenía pequeños sabuesos que transportaban al campo en las alforjas, a caballo, por lo pequeños que eran.
El Beagle moderno es un perro que va desde los 30 hasta los 41 cm de estatura, desde el piso a la cruz. Fue desarrollado para la caza del conejo y liebre, por lo que sigue emitiendo una voz o ladrido profundo y largo, que algunos llaman “canto” y cuyo tono va desde agudo hasta ligeramente grave.
Sabe convivir perfectamente con la gente y con otros perros, pues fue desarrollado para cazar en jaurías. Además de ser resistente y adaptable a cualquier clima y región del país.
Lo más importante: un Beagle necesita mucho ejercicio, retos mentales y no tener una vida rutinaria, pero sobre todo, mucha paciencia ante su constante canto.