El espíritu que estuvimos a punto de perder.
El Lobo Mexicano se constituyó como un prolífica especie, la más pequeña, nativa del punto más al sur y genéticamente más distinta, del Lobo gris de Norteamérica. Aparece oficialmente como nativa de las regiones montañosas al norte de México: Durango, Coahuila, Chihuahua y Sonora, así como de partes de Texas, Nuevo México y Arizona, pero se llegaba a encontrar ocasionalmente en territorios de más al oeste y noroeste, como California y Nevada.
Un Lobo Mexicano macho promedio pesa entre 30 y 45 kilos, con un máximo de metro y medio de longitud y unos 70 u 80 centímetros de altura, lo que generalmente lo compara con la morfología de un Pastor Alemán adulto.
Tiene una colorida capa de pelaje ocre, gris, moho y el negro, a menudo con máscaras faciales muy definidas y en colores contrastantes. Es curioso mencionar que las variaciones sólidas de color negro o blanco (melanismo o albinismo), no existen, como sí ocurre con los demás lobos de América.
Víctima de los mitos
La combinación del miedo, los mitos, las leyendas y el riesgo que representaba para el ganado, fue disminuyendo la población del Lobo Mexicano constantemente.
El Lobo Mexicano se encontraba en la lista de especies en peligro en 1976, cuando comenzaron el trabajo de recuperación. Un equipo fue encomendado para trabajar en el plan de recuperación, mismo que fue aprobado por el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos, en 1982.
En marzo de 1998, el Servicio, en conjunto con otras organizaciones locales, como el Departamento de Caza y Pesca de Arizona y Nuevo México, la USDA-APHIS Wildlife y los Servicios y Atención al USDA-Forest, liberaron tres manadas en la “zona de recuperación primaria”, en la zona pública del Bosque Nacional Apache, al este de Arizona. En 2002, la Tribu Apache White Mountain también se convirtió en un colaborador del proyecto, y la primera manada de lobos en la Reserva Fort Apache ocurrió en 2003.
Hoy en día, la población cautiva abarca más de 45 parques zoológicos y centros de la vida silvestre en los Estados Unidos y México, pero las condiciones sociales no han cambiado tanto como se quisiera.
Dado que la mayor parte del territorio de los Lobos está poblado, algunos estudiosos del tema creen que nunca saldrá de la lista crítica, por lo que pareciera confinarse el esfuerzo a proteger a un número reducido, en un zona protegida.