Para el médico veterinario la primera consulta de un paciente nuevo es una de las más importantes, su carta de presentación con el tutor y el paciente.
MVZ Verónica Estrada, Clínica Doctora Cats
A lo largo de la vida de nuestros gatos podemos probar llevarles con diferentes veterinarios hasta que llega el momento donde encontraremos uno con quien podamos sentir que nuestras expectativas y necesidades están cubiertas, pero en el proceso se debe tener en cuenta que exponer a los gatos a diferentes tipos de manejo y diversos estímulos, en lugares distintos, puede llegar a repercutir en la forma en la que percibe las visitas al veterinario.
Los gatos que han experimentado prácticas amigables y poco traumatizantes con otros veterinarios tendrán menos miedo en su revisión con un nuevo veterinario y de esta forma se facilitará el brindarle una mejor y más pronta atención médica, contrario a aquellos que desafortunadamente han tenido muy malas experiencias.
La primera consulta inicia desde su casa
Si desde un principio que llega un paciente a consulta, fue manipulado bruscamente en su casa para obligarlo a entrar en la transportadora, lo sacaron en contra de su voluntad de su territorio, es transportado en un vehículo lleno de ruido con muchos movimientos bruscos, olores, gran luminosidad y sensaciones desconocidas, imagina que ahora llega a un lugar extraño, que huele a otros animales, escucha ladridos y probablemente sea olfateado por algún perro desde el otro lado de la reja de su jaula.
Luego una persona desconocida con bata blanca vuelve a sacarlo a tirones de la transportadora, que ahora en comparación, era el único lugar conocido y seguro de la habitación, para proceder a manipularlo y meter objetos raros por lugares donde normalmente ni siquiera se permite tocar… ¿Entendemos por qué vamos a tener una consulta difícil?
Un gato es estresable y neofóbico, teme a lo nuevo y a lo desconocido.
Entonces, en casa y camino: La transportadora debe estar SIEMPRE a la disposición del gato en casa, no como algo que solo usamos para llevarlo a lugares desagradables.
Que tenga una cobija o juguetes suyos dentro, donde pueda ir a echarse cada vez que quiera, para que sea un lugar que le pertenece y donde se sienta seguro.
Una vez que el gato está dentro de la transportadora, tapa la vista al exterior con una cobija ligera, preferentemente rociada con feromonas sintéticas para ayudar a reducir el estrés. También usa musicoterapia en el trayecto en el coche.
… Y ya en la clínica.
Como primera elección, los médicos siempre vamos a preferir que la transportadora sea rígida y con tapa fácil de desmontar, así podemos retirar la tapa y permitir que permanezca dentro de un área donde se siente un poco más seguro, sin tener que sacarlo a la fuerza haciendo que se ponga a la defensiva.
Al llegar a la clínica, debemos colocarlo en bancas o repisas especiales para evitar que se encuentren a nivel del suelo. La sala de espera debe contar con una barrera física que separe el área de perros y gatos, como plantas altas, un biombo, una pecera, un mueble, así como con difusores de feromonas sintéticas.
Trabajar con previa cita permite prever tiempos y evitar una larga estadía en la sala de espera. En las clínicas mixtas, es mejor que se asignen horarios exclusivos para la atención de gatos y así evitar los encuentros con perros.
Ya en el consultorio, el médico debe evitar que sus movimientos sean bruscos. Al abrir y cerrar puertas o cajones, debemos hacerlo de manera suave, para prevenir ruidos sorpresivos, mantener celulares en modo silencioso y la musicoterapia durante toda su estancia debe estar siempre presente.
Hora de los movimientos felinos
Mientras el veterinario inicia con las preguntas necesarias para obtener su historial médico, hay que abrir la puerta de la transportadora para que el paciente pueda salir por voluntad propia a explorar, tome confianza y se adapte a la voz de su médico.
Muchos de los pacientes deciden salir a recorrer el nuevo lugar en el que se encuentran y al ver al médico escribiendo, preguntando y que no se encuentra viéndolos fijamente, ellos mismos se disponen a acercarse y olfatear.
La primera vez que nuestro querido paciente Fygo vino a consulta, nos resultó asombroso que prácticamente no tuvo que adaptarse a un lugar desconocido, ya que desde que salió de su lugar seguro se puso a explorar con mucho interés por todos los rincones de la clínica. Sus Karens lo llevaron con una pechera trepando a los muebles, recorriendo y olfateando todas las áreas sin manifestar ningún signo de estrés.
Eso sí, al momento de su revisión, hubo que sobornarlo con un premio.
Al trabajar con gatos, siempre se debe tener una gran consideración a su conducta natural, sus hábitos de felino y lo diferente que perciben y reaccionan a los estímulos.