Mientras más conscientes del valor emocional y más cercanos nos hemos vuelto de nuestros animales de casa, más comprometidos en todos los aspectos de su existencia nos hemos hecho.
Paco Colmenares, Director Editorial de Pet’s Life
Un tutor, responsable, propietario o cliente moderno que ve a sus animales como miembro de su familia y no sólo como accesorio de casa, es también una persona que se informa, lee, aprende de las experiencias como ningún otro… y se preocupa más.
En los últimos 15 años de entrevistar médicos veterinarios de notable capacidad y compromiso profesional, no he conocido uno que me responda distinto cuando pregunto: “¿Qué prefieres, un tutor preocupón que viene al primer estornudo ya con diagnósticos imaginarios, o aquel que espera hasta que es más evidente la enfermedad y te deja atender a su animal sin opinar?”.
Todos, invariablemente, prefieren al primero, aún si a algunos les toma un par de segundos pensar su respuesta, o lo hacen añadiendo reservas como: “pero que confíe en que haré lo mejor posible” o “pero que esté consciente que la vida es finita, y sepa aceptarlo”.
Este Cliente Moderno que somos, más complicado a veces, es el que llega con panoramas de mejor pronóstico, afecciones o enfermedades en etapas tempranas, en condiciones que aún permiten evitar el desarrollo de algo realmente serio.
La mejor forma de buscar clínicas de calidad comprobada, la Guía Pet’s Life.
¿A qué cosa tienes derecho como cliente moderno y tutor, pero al mismo tiempo responsable y consciente al acudir a una consulta nueva o recurrente con un médico veterinario?
Estar informados
No tiene nada de malo decir que ya hemos escuchado sobre cierto padecimiento, que otro de nuestros animales ya ha padecido lo mismo, o simplemente que vimos o leímos sobre las posibilidades en caso de cierto diagnóstico. Mientras más sepas sobre el tema y más términos te sean familiares, más podrá profundizar el veterinario contigo.
En contraparte, debemos estar conscientes que ningún documental o libro, nos hace veterinarios, y es diferente pedir información, que rebatir la opinión del profesional. Profundizar y tratar de entender a detalle, sólo nos debe servir para recopilar la información correcta en casa, y llevarla al médico como una ayuda o herramienta durante el tratamiento o diagnóstico.
Pedir referencias
A veces preguntarle al doctor su experiencia en cierto tema, cirugía o algún tratamiento, nos da un poco de pena por el temor a ofenderlos, pero un médico seguro de sí mismo, sabe que esa pregunta (siempre que se haga amable y prudentemente) es signo de compromiso y responsabilidad por parte del cliente moderno, y no lo debe ofender.
La recomendación de alguien cercano es buena fuente también, pero sé muy objetivo con el tipo de persona que te da ese dato. Lo mismo aplica para las malas recomendaciones. Considera si la persona que te da una mala referencia, es capaz de hablar desde el enojo, o aún le duele tanto haberse despedido de un animal quizá, que viene desde el dolor.
Con la información de internet hay que ser muchísimo más objetivo y precavido. Es ideal que toda clínica o consultorio sea localizable en la web, por conveniencia de los tiempos modernos, pero ahí mismo puede haber reseñas o comentarios realizados con rabia y rencor, a veces motivados casi por venganza de elementos que no se mencionan.
Sé muy prudente y desconfiado de los comentarios que destacan “un cobro excesivo” o “una mala actitud”, porque generalmente nacen de la tacañería o de un momento sensible. Busca mejor las opiniones sobre la forma detallada de revisar al paciente, o si realizan las pruebas adecuadas para un diagnóstico.
Informes de hospital
Tener a nuestro animal hospitalizado es el peor escenario. El médico lo debe comprender y nosotros debemos buscar un equilibrio entre pedir informes durante el día, para no interrumpirlos durante un día ocupado, pero tratar de estar tranquilo.
Si no puedes ir a visitarlo, o no es recomendado, entonces es bastante válido pedir informes al amanecer (del día laboral, no a las 6:00 am) para saber cómo pasó la noche, y al ir cerrando el día, entre 6:00 y 9:00 pm, dependiendo de los horarios de recepcionistas o quien dé informes, para saber cómo pasó el día.
Ante todo:
Como cliente moderno, mereces estar tranquilo, ser informado con claridad, que se respeten tus emociones y no se juzgue el cariño, incluido el llanto derivado de la angustia.
Como profesionales, ellos merecen que confíes en su palabra, que respetes su experiencia y estudio, que seas cortés con todo el personal, y que comprendas su juicio para definir las cosas urgentes, de las que no lo son tanto.
Y los papás de michis, que son más exigentes, pueden checar estas condiciones en una clínica especializada.