Un parásito es un organismo que vive a expensas de otro sin ofrecerle nada a cambio. En el caso de los parásitos que sobreviven a costa de nuestras mascotas, estos sí pueden ofrecer algo a cambio: enfermedad.
MVZ. Karin Vomend Álvarez
Nuestras mascotas pueden albergar gran cantidad de parásitos que habitan tanto en la piel (como es el caso de pulgas y garrapatas) como en el interior de su cuerpo. La mayoría de estos parásitos internos se alojan en el intestino, y algunos otros parásitos migran hacia órganos tan importantes como el hígado, pulmones y hasta el corazón, provocando estragos en la salud de tu mascota por lo que es importante que lleves a desparasitarla interna y externamente con frecuencia, aproximadamente cada tres meses.
¿Cómo llegan a nuestra mascota?
Por lo general, los parásitos se adquieren en forma de huevos o larvas y las mascotas lo hacen en su mayoría por la boca. Si tu perro o gato pisa un pequeñísimo fragmento de excremento de otro perro que estaba parasitado y se lame las patas es muy probable que se infeste también. Inclusive puede ser su propio excremento y reinfectarse de sus mismos parásitos.
Algunos otros parásitos se adquieren por ingerir ratones y conejos infestados e inclusive existen algunos que se transmiten por medio de la picadura de pulga o por comer carne cruda contaminada. Los cachorritos también pueden adquirir las larvas de parásitos a través de la leche materna.
Estos huevos o larvas se transforman en adultos que posteriormente ponen huevos que salen por el excremento de tu mascota. Estos huevos son adquiridos por otro perro o gato y así se van transmitiendo de mascota en mascota.
Existe gran diversidad de parásitos internos que pueden alojarse en tu mascota. Algunos son muy largos en forma de espagueti y otros tienen forma de listón y en ocasiones los puedes encontrar en su excremento o vómito. Otros parásitos son tan pequeños que solamente se pueden ver a través de un microscopio.
Señales de tener parásitos
Los parásitos pueden provocar signos de enfermedad desde muy leves, incluso pasar desapercibidos, hasta muy marcados que en algunos casos ocasionan la muerte. Los signos que puedes encontrar son: abdomen abultado, aumento o pérdida del apetito, pérdida de peso, pelo seco y quebradizo, vómito, períodos alternados de constipación y diarrea, tos y hasta convulsiones cuando la infestación es severa.
Si tu mascota está parasitada, tu familia corre el grave riesgo de enfermarse también porque la transmisión es realmente fácil y el humano es susceptible a padecerlos. Después de estar con tu mascota o haber manejado su excremento debes lavarte bien las manos y desinfectar (no solamente limpiar) los lugares donde haya defecado. El médico veterinario puede, por medio de un examen coproparasitoscópico determinar si tu mascota tiene parásitos y de cuáles se trata.
Es conveniente desparasitar a las mascotas inclusive cuando este examen salga negativo debido a que el excremento no siempre contiene huevos o parásitos en el momento en el que se realiza.
Consulta con el veterinario para que te dé un programa de desparasitación continua para tu mascota.
Una mascota sana es una mascota feliz.