Aunque en Dallas, Texas, solo la cadena Petland tiene este servicio, el objetivo es evitar que la gente siga fomentando existan los lugares de reproducción masiva de animales.
Esta semana, el Concejo de Dallas analiza el prohibir la venta de gatos y perros en tiendas de mascotas. Desde hace cinco meses se puso en la mesa la iniciativa y ha escalado su análisis hasta volverla un tema serio.
Cinco estados y más de 400 localidades ya han adoptado la llamada Ordenanza de Trato Humano por las Tiendas de Mascotas, dijo John Goodwin de Humane Society of the United States, por lo que Dallas sería la última ciudad grande de Texas en sumarse a la ley.
El objetivo es que la prohibición de venta de mascotas prive de apoyo a los criaderos de perros, lugares donde las hembras son preñadas y encierran a los perros en pequeñas y sucias jaulas para luego llevarlos a las tiendas confinados en reducidos espacios.
Además, se ahorraría a los clientes la carga económica y emocional de gastar miles de dólares en perros enfermos que venden a precios inflados y alentaría a los compradores a considerar alternativas como adoptar perros rescatados o de albergues para animales, los cuales suelen estar saturados.
Los que están en contra
Si el concejo aprueba la ordenanza, una franquicia de Petland en el norte de Dallas —la única tienda que vende perros en la ciudad— tendría que cerrar, y eso privaría a la ciudad de ingresos por impuestos, dijo Elizabeth Kunzelman, vicepresidenta de asuntos públicos y legislativos de Petland.
El propietario, Jay Suk, ha invertido cientos de miles de dólares en el cuidado de sus canes, equivalente a más del 75% de sus ventas, refirió Kunzelman.
En una asamblea pública en enero, Dana Taylor expresó su oposición a la prohibición y dijo que su familia ha comprado tres perros en la tienda Petland de Dallas. Agregó además que los empleados “tratan muy lindo a los perros” y que no se sintió presionada cuando hizo sus compras.
Un reglamento poco \”regulado\”
Los cachorros juegan y ladran frente al vidro del aparador en Petland de Dallas, donde pueden exhibir 50 ó 60 a la vez. Estos espacios son para que los clientes conozcan e interactúen con los perritos, mientras los empleados los convencen de que es el adecuado para su familia.
Parte de las responsabilidades de la tienda consiste en investigar a los criadores y evitar a los que hayan cometido violaciones federales en los últimos dos años. Pero los permisos federales no son suficientes para impedir que los criaderos hagan negocio con las tiendas de mascotas, dice Goodwin, encargado de la campaña de Humane Society para detener tales operaciones.
Goodwin acota que el “pésimo” reglamento del Departamento de Agricultura permite a los criadores tener a los perros en tan malas condiciones que los dueños de mascotas ordinarios tendrían problemas con la ley si hicieran lo mismo.
El Departamento de Agricultura es la única dependencia federal que acredita e inspecciona a los criadores de perros y establece normas mínimas, dice Kunzelman, de Petland.
Asegura que los criadores responsables van más allá de esas normas básicas y tienen casetas con clima controlado, patios para que jueguen los perros y socialización, y que Petland ha gestionado para que se mejore el reglamento.
Números a favor y en contra
Pero aunque hay voces que piden una mayor regulación, los activistas dicen que los perros se enferman durante su transporte a las tiendas de mascotas y algunos presentan problemas genéticos producto de una reproducción irresponsable.
Kunzelman dijo que en 2020, de más de 2,000 cachorros vendidos, solo hubo 13 reclamos por problemas congénitos o hereditarios y 11 por enfermedades del tracto respiratorio superior como la tos de la perrera.
Suk alega que la ordenanza solo haría que la venta de mascota se transfiera a los criaderos de perros y a traficantes de dudosa reputación en internet.
“Quiero que los criaderos desaparezcan y colaboraré con ustedes de buena gana”.