Cultura y animales en México: de la ciencia al misticismo

Nuestra relación con los animales es fantástica, cultural y emocional. Crecemos en ciencia, pero amamos nuestros conceptos mágicos.

Paco Colmenares, Director Editorial

Los animales en México generan una rica biodiversidad, hogar de especies únicas que no solo han dejado una marca en la cultura nacional, sino que también se perciben y comprenden de maneras distintas en comparación con otras regiones del mundo.

Desde anfibios únicos como el Ajolote (Ambystoma mexicanum), uno de los animales más emblemáticos de México, endémico de Xochimilco, famoso por su capacidad de regenerar extremidades y órganos, que es venerado y asociado con los dioses.

Aves como el Quetzal (Pharomachrus mocinno), que con su plumaje verde iridiscente y su larga cola, era considerado sagrado y se le asociaba con Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, uno de los dioses más importantes de la mitología mesoamericana; o el Cenzontle (Mimus polyglottos), conocido en México como el “ave de las cuatrocientas voces” debido a su capacidad para imitar los cantos de otras aves e incluso sonidos humanos.

Reptiles como la Serpiente de Cascabel (Crotalus spp.), asociada con la fertilidad y la tierra, símbolo de poder y un guardián de los tesoros ocultos en el subsuelo.

Hasta nuestros amados perros, cargados de significados históricos, culturales y espirituales. La relación entre los mexicanos y los perros ha evolucionado a lo largo de los siglos, influenciada por creencias prehispánicas, la colonización, y el desarrollo de la sociedad moderna.

En contraste, en muchas otras culturas del mundo antiguo, los perros también tenían roles simbólicos y espirituales, pero rara vez se les atribuía un papel tan específico y central en el viaje post-mortem. Por ejemplo, en la mitología griega, Cerbero, el perro de tres cabezas, guardaba las puertas del Hades, pero no actuaba como guía para las almas. Esta diferencia resalta cómo en México, la relación con el perro ha estado profundamente entrelazada con la espiritualidad desde tiempos antiguos.

Alguna variedad del Dios Xólotl, de la cultura tolteca, trascendió a casi todas las culturas de Mesoamérica, como guía, protector y compañero. Sí, era un perro.

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Los animales en México

Quizá es por ello que en la actualidad, el perro en México es, ante todo, un compañero, un amigo, un miembro de la familia. Mientras el Xoloitzcuintle ha experimentado un renacimiento en la cultura mexicana moderna, cada vez más representado en el arte, la literatura y el cine, los perros en general son más vistos con una mezcla de cariño, respeto y espiritualidad.

El sincretismo tan profuso que ocurrió en nuestro país nos hizo creadores de conceptos únicos, que aceptan el enfoque científico, pero se disfrutan mucho desde el mágico.

Muchas personas, por ejemplo, aún dicen que los perros que tuviste y ayudaste en este mundo “te ayudan a cruzar el río Jordán cuando mueres” en una combinación, muchas veces desconocida en origen, de tradiciones judeocristianas, precolombinas y griegas.

Sí, aprendimos de razas y zootecnia, pero a diferencia de muchos países, no dejamos de valorar a los mestizos, y todos nos cruzamos alguna vez con “el negro”, “el canelo”, “la golondrina” o el famoso Solovino, nombre popular para los perros que nos encontraron y siguieron por la calle, porque -¿De dónde sacaste ese perro? -Pues solo vino.

Del “Perro Lobo” (Huskies) al “French Pul” (Poodles o cualquier peludo blanco pequeño), en México aceptamos a todos, porque así sabemos que somos y nos vemos, una muy rica mezcla cultural, que trasciende las reglas y encanta a todos los que nos visitan.

Descubre más del camino al Mictlán, guiado por perros y el Dr. Luis Fernando de Juan.

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