Revisar el estado de salud de un paciente, es fundamental cuando se busca la razón de un comportamiento indeseado. Quizá está enojado, porque algo le duele.
MVZ EMCV (EC) Aline Ixtab Morales Estrada, MVZ EMCV (EC) Alejandro Pérez Castañeda
Una de las señales que más llaman la atención de una persona que conoce muy bien a su perro, es que cambie de humor, reacciones o actitudes repentinamente, empezando a tener un comportamiento indeseado por dolor.
Es por eso que cuando un cliente contacta a un etólogo clínico y menciona que su perro ha tenido cambios de conducta recientes, como alguna forma de agresión a algún integrante de la familia al quererlo tocar, al jugar con otros perros o al quererlo cargar, para nosotros siempre será importante que antes de dar un abordaje conductual, nos aseguremos que ya se haya considerado un análisis clínico, y si no ha sucedido aún, que se canalice con el área de medicina interna para que se pueda descartar un comportamiento indeseado por dolor y darle el tratamiento que requiere.
No todos los problemas de conducta tendrán una relación con su estado de salud
… Pero cuando dichos problemas aparecen de un momento a otro, de la noche a la mañana, sin haber vivido una mala experiencia o estos no parecen tener relación con su socialización, entonces suelen ser el dolor o la incomodidad los signos más comunes ante un cambio de comportamiento repentino.
Los cambios que más comúnmente podríamos ver son la pérdida de comportamientos normales como usar su zona de baño de forma correcta, que no sea capaz de dormir bien en las noches, que no quiera jugar, y el que a todos asusta, que no quiera comer. Así también, la aparición de nuevos comportamientos anormales como agredir, expresar una respuesta exacerbada de miedo, orinar o defecar en áreas no permitidas y/o de manera repentina, serán signos de alarma para la revisión clínica.
Un perro sano es un perro feliz
Por otro lado, pueden existir aquellos pacientes que ya presentaban una agresión o miedo identificable, pero es comprensible que dichas conductas aumenten en su frecuencia o intensidad debido a la aparición de un dolor físico o incomodidad, lo que le lleva a tener menos actividad de sustancias que promueven la calma a nivel cerebral, sintiéndose más irritable y reactivo o bien, asocian ciertos eventos o lugares con un dolor, lo que le lleva a reaccionar con un miedo intenso al exponerse nuevamente a dicho factor.
Recuerda que la salud de tu perro se debe tratar de forma integral: su cuerpo y sus emociones siempre estarán ligados.
La etología y la medicina trabajan juntas
Por todo esto, es importante que siempre se realicen visitas rutinarias con su médico veterinario, para detectar a tiempo cualquier problema de salud que puede repercutir en su estado emocional, evitando que sea un comportamiento indeseado por dolor.
Para nosotros como médicos, un trabajo interdisciplinario siempre será clave para lograr que nuestro perro se sienta totalmente confortable. De hecho, en ocasiones podrían presentarse casos de perros que, aunque cierta actitud o reacción haya iniciado por un tema de salud, podrían generar nuevos problemas conductuales derivados de las asociaciones negativas por la incomodidad o dolor durante la enfermedad, y una vez resuelto el tema, ya sin dolores o molestias directas, de todas formas requiera un trabajo conductual.
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