Una nueva teoría nos permite comprender un poco más el proceso de domesticación de lobos y perros.
Se nos hace tan común la presencia canina que pocas veces nos ponemos a pensar cómo fue que un animal salvaje terminó acompañándonos en nuestra vida. Pero si observamos algunas razas que resguardan su hogar con celo, ayudan en tareas cotidianas o tienen la fuerza suficiente para jalar trineos, nos damos cuenta que estos animales en algún momento fueron independientes del hombre.
Después de casi un siglo de análisis buscando entender cómo ocurrió, a la fecha no hay consenso sobre qué fue lo que posibilitó la domesticación de los primeros perros.
El momento de la unión entre especies
Esta nueva teoría sugiere que el origen del perro doméstico (Canis lupus familiaris) podría haber ocurrido en el momento en el que nuestros antepasados se alimentaron casi exclusivamente de carne; como el organismo humano no está desarrollado para digerir un exceso de proteínas, el excedente de carne lo compartían con los lobos; y esos restos de comida pudieron haber sido el inicio de la domesticación.
Maria Lahtinen, investigadora de la Autoridad Alimentaria de Finlandia e investigadora visitante del Museo Finlandés de Historia Natural, se ha especializado en el estudio de la dieta de los cazadores-recolectores del pleistoceno tardío en la Eurasia ártica y subártica.
Hace veinte mil años, el mundo estaba hundido por el periodo más frío de la Era de Hielo. En un ambiente tan adverso, los seres humanos obtenían la mayor parte de su comida de la carne de animales cazados. En su investigación, Lahtinen y su equipo descubrieron que durante dicho lapso tan frío, estos cazadores-recolectores comían casi únicamente carne sin grasa de renos y caballos salvajes, es decir, su alimentación consistía casi exclusivamente de proteína animal.
Demasiada carne para un humano
Si estos humanos se alimentaban solo de carne, esta provocaría diarrea y en unas semanas ese exceso de proteína en el organismo deriva en envenenamiento e incluso puede conducir a la muerte. El humano no está totalmente adaptado para llevar una dieta mayormente carnívora, pues no somos capaces de digerir grandes cantidades de proteína.
Con esto, se cree que los lobos que también habitaban la zona e intentaban sobrevivir, aprovecharon las sobras dejadas por los humanos y poco a poco se volvieron más dóciles.
Esta teoría no sólo tiene mucho sentido desde la perspectiva ecológica, sino también geográfica: los descubrimientos de perros del Paleolítico vienen principalmente de las regiones en las que predominó un ambiente frío durante esa era.
\”En mejores condiciones ecológicas, lobos y humanos hubieran competido por los mismos animales. Pero en las circunstancias del invierno ártico y subártico, compartir la carne excedente con los lobos no significó una desventaja para los humanos\”.
Maria Lahtinen
La Dra Lahtinen, que no tenía como objetivo resolver el misterio de la domesticación, afirma que su propuesta no pretende ofrecer una respuesta simple y rápida a la domesticación, pero hace énfasis en la necesidad de tener más elementos para comprender la complejidad de este proceso.
Con información de Nature