Cuando llega la temporada invernal, nuestras mascotas, al igual que nosotros, tienen frío y por ello es necesario protegerlas para que su bienestar y salud no se vean afectadas, pues algunas de las enfermedades que pueden padecer van, desde un resfriado, hasta bronquitis, laringitis, faringitis e, incluso, pulmonía.
MVZ Miguel Ángel López
Aún hay muchas personas que tienen una idea errónea de la “sabiduría de la naturaleza”, y apelan a creer que los animales se “autorregulan” ante el frío, o que solitos deciden si tienen que quedarse más quietos, gastar menos energía o acostarse en un lugar determinado, a manera de “ajustarse” ante las bajas temperaturas.
Esta creencia a veces se excusa con el supuesto de que si no fueran capaces de hacer este ajuste, y el frío fuera en verdad mortal, estos animales no habrían sobrevivido hasta nuestros días. Lo cierto es que la naturaleza, y la evolución de estas especies es en realidad muy sabia, pero olvidamos tres puntos determinantes.
Primero
La modernidad, los viajes largos, las migraciones intercontinentales y el comercio, han llevado a especies o razas no nativas de perros y gatos a lugares en donde sencillamente no habrían existido, si no fuera por llegar como compañía de un humano, y vivir a su lado, con sus comodidades.
Segundo
Los perros y gatos que enfrentaban estas condiciones “naturales” de vida, tenían un promedio de vida mucho más bajo, pero para la gente era “normal” tenerlos en su vida apenas 4, 5 o 7 años, por mucho. Y justamente, el frío era una de las condiciones más difíciles de enfrentar para los animales de antes.
Tercero
Sí, muchos animales saben ajustarse y en cierta medida el organismo tiene sistemas de autorregulación térmica, pero esto ocurre sólo para soportar las condiciones, no significa que su vida siga normal y la esté disfrutando, cosa que para nosotros, es muy importante.
Los gatos son más sensibles a las bajas temperaturas que los perros, aunque éstos no están exentos de sentir frío. Las mascotas que más lo sufren son las de razas pequeñas, las que tienen poco o nada de pelo, así como los cachorros y las de mayor edad ya que éstos dos últimos tienen un sistema inmunológico más débil. Obviamente, los perros y gatos que tienen mucho pelo no sufren tanto por el frío.
Cómo saber que tiene frío
Te puedes dar cuenta de que tu mascota tiene frío porque tiembla o porque al recostarse, se quiere tapar con su propio cuerpo, enrollándose. Por ello, se recomienda que tome el sol o pasearla cuando haya sol para mantenerla activa. Si vives en un lugar donde las temperaturas congelan las banquetas, puedes ponerle botas para proteger sus patas y para que sus almohadillas no se lastimen.
No le cortes el pelo, mantenla bien peinada, pues los nudos no aíslan el frío. Báñala dentro de tu casa, aunque no con la misma frecuencia que en verano, pues su piel puede resecarse y debilitarse, y sécala bien, rápidamente y cuidando sus orejas para que no entre agua en ellas. No es recomendable usar cobijas eléctricas porque podrían causar un accidente; mejor coloca bajo su cama una bolsa con agua caliente o con semillas calientes.
No dejes a tu mascota mucho tiempo al aire libre. Si es posible, mantenla dentro de tu casa cuando el termómetro marque temperaturas bajas, y si esto no es posible, coloca algunas mantas en su casita para que esté protegida, procura que el material de la casa sea adecuado para el frío, es decir, que no permita que entre mucho el viento ni que se filtre el agua; su ubicación también es esencial para que esto no suceda.
Calorías ante el frío
Debido a que gasta más calorías cunado hace frío, es recomendable consultar con el médico veterinario si es necesario darle una mayor cantidad de alimento. Una mascota bien alimentada tendrá sus defensas altas y, por lo tanto, menos posibilidades de enfermarse. Siempre consulta con él cuál es la mejor opción de alimento l Premium o Super Premium para las necesidades específicas de tu mascota. Por otro lado, recuerda siempre tener agua disponible y revisar que no se congele.
No olvides reforzar sus defensas con las vacunas anuales correspondientes, pero si notas que tu mascota tiene fluido nasal, lagrimeo o lagañas, estornudos, tos seca o con flemas, dificultad para respirar o que está inapetente, visita a tu médico veterinario para que sea atendido.
Recuerda que… Una mascota sana es una mascota feliz