Una experiencia emocional.
Mario Marczuk Dyurich
La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor lo define como: “Una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con un daño real o potencial”, a partir de aquí hay mucha tela que cortar para entender como afecta este fenómeno a los perros y a los gatos.
Lo primero que quisiera compartir es el hecho de que al dolor debemos considerarlo una enfermedad en sí mismo y como tal debemos abordarlo también en los animales. Una enfermedad que además de tener un componente patológico, que potencialmente puede provocar la muerte, también tiene un componente emocional que afecta no solo a los pacientes sino también a sus responsables y familiares.
La evolución de las especies ha estado regulada por muchos factores ambientales y genéticos, pero uno de los mas determinantes fue cómo se fue especializando el cerebro de los individuos a partir de enfrentarse a experiencias dolorosas o potencialmente dolorosas que podrían poner en peligro sus vidas. Desde esta “relación” con el dolor, los individuos más aptos física y emocionalmente pudieron perpetuar sus genes.
Síntomas de dolor
La forma como se relacionan ciertos comportamientos de los perros y los gatos con situaciones potencialmente dolorosas son cambios de postura, diferentes maneras de caminar, dejar de acicalarse en el caso de los gatos, lamido de ciertas áreas del cuerpo, dejar de comer o beber agua son con considerados signos habituales asociados a dolor y una razón principal de consulta con el medico veterinario, quien por demás, es la única persona capacitada, entrenada y autorizada para atender cualquier caso medico asociado con nuestras mascotas. Incluso hoy en día existen servicios especializados en medicina del dolor para perros y gatos que permiten un abordaje más especializado del problema.
Otro factor para considerar es cómo el dolor puede evolucionar en el paciente dependiendo de su origen u otras causas como la edad o predisposición genética de ciertas razas de perros y gatos, esto hace que el dolor sea una experiencia multifactorial que hace complejo su entendimiento y manejo de manera eficiente, por lo que un fármaco único a una dosis única no será eficiente para controlar y tratar esta enfermedad.
Cómo \”medir\” el dolor
También es fundamental entender que los médicos veterinarios nos ajustamos a las necesidades únicas de cada paciente basándonos en la evaluación física, clínica y por su puesto la interacción directa con el responsable de la mascota ya que desde su percepción nos permite tener un primer abordaje a condición del paciente, para esto, hoy en día se utilizan escalas de calidad de vida donde a través de una entrevista, además de la percepción, también evaluamos factores emocionales alrededor de la condición dolorosa de ese paciente, esto permite diseñar una estrategia analgésica a la medida de la necesidad de ese paciente.
Medicinas para el dolor
Actualmente las opciones farmacológicas y no farmacológicas para el control del dolor son innumerables y cada día aparecen nuevas opciones o se mejoran las ya existentes, lo que permite tratamientos a la medida. Adicionalmente a esos manejos farmacológicos o no farmacológicos, el entendimiento de las emociones y en consecuencia, el comportamiento de nuestros pacientes nos permite relacionar el dolor con la emoción y manejarlos de manera paralela, lo que optimiza los resultados especialmente en pacientes con modelos de dolor crónico.
Cambios de conducta, la clave
Finalmente poder reconocer estos cambios de conducta y emoción en nuestras mascotas es el punto de partida para considerar al dolor como parte de su problema y si bien, los mecanismos patológicos de cómo ocurre el dolor en nosotros y en nuestras mascotas es muy similar, el manejo clínico y farmacológico es totalmente diferente, por eso si sospechas que tu perro o gato pueda tener dolor acude a tu veterinario de confianza, seguramente él sabrá cómo ayudarlos.
¡Saludos analgésicos!