El paso del tiempo es inevitable, pero afortunadamente, el dolor de la osteoartritis felina sí se puede prevenir, contener y mejorar.
MVZ Verónica Estrada Gil, Clínica Doctora Cats
Nuestros gatos tienen diferentes comportamientos y actividades en cada etapa de vida.
De su neonatal al período de socialización, empiezan a identificar a su tutor y pasan más tiempo activo y jugando. Les gusta jugar y activar sus sentidos predatorios, así como sentirse cómodos en cada una de sus áreas.
Cuando empieza la etapa de adulto pueden haber diferentes cambios, quizá la energía al principio disminuye un poco o su manera de jugar cambia, pero también pueden presentar distintas enfermedades que, idealmente, debemos detectar a tiempo para que sean tratadas adecuadamente, como cuando empiezan a presentar dificultades con los huesos o articulaciones.
La osteoartritis felina es la enfermedad relacionada tanto con el movimiento de las articulaciones y el desgaste de los huesos, como de los cartílagos, la cual se puede desencadenar por diversos factores como la genética, la obesidad, la edad o incluso algún traumatismo, que le haya causado en algún momento una dislocación o fractura.
Aproximadamente el 70% de los gatos mayores de 10 años tienen signos radiográficos compatibles con osteoartritis.
¿Cómo saber si tiene osteoartritis felina?
La movilidad se ve reducida, deja de dar saltos muy grandes, o de gran escala y lo hace saltando menores alturas o salta de forma menos frecuente, pero también al descansar, si busca lugares más cómodos para los que no tenga que hacer mucho esfuerzo para acceder a ellos.
Si tiene algún dolor en alguna zona específica, puede que notemos exceso de acicalamiento, lo que podría indicar que le duele alguna articulación en especial, e incluso si comienza a orinar o defecar fuera de su caja de arena, ya que el entrar en areneros con laterales elevados les puede generar dolor.
Además de llevarlo lo antes posible al veterinario quizá debas comenzar a acondicionar sus lugares de descanso para más comodidad, con mantas o almohadas suaves, y ajustar sus comederos y bebederos, más accesibles para ellos, ya no en lugares altos o para los cuales tenga que hacer más esfuerzo.
La etapa dorada de tu gato, no tiene que ser tan difícil.