“Déjalo ser perro” –“Debe comportarse como perro” –“Es que así no son los perros…”
Paco Colmenares, Director Editorial
Cuando se discute sobre el comportamiento canino, lo que recurrentemente encontrarás de aquellos que dicen que saben, son falacias que en realidad resultan muy ambiguas, porque… ¿qué es ser perro?, ¿cómo debería comportarse un perro, para que ese sea el estándar?
El perro es probablemente el animal más plástico del mundo, su capacidad de adaptación al entorno y al comportamiento de su familia, está muy por encima de cualquier otro animal. Entonces pues, el perro es lo que quiere y puede ser.
Un perro es lo que su entorno le permite y le provoca hacer. Un perro es la suma del entorno en el que nació, más las buenas experiencias que ha vivido, menos los temores que ha desarrollado, más las cosas que ha aprendido de los humanos en los que más ha confiado.
Por eso hay perros aparentemente tranquilos, que se mueren por salir a jugar, aún si está lloviendo; mientras al mismo tiempo existen perros que hasta lobos parecen, pero le basta con observar a la ventana para entretenerse por horas.
¿Cómo se identifica y desata entonces la \”naturaleza de un perro?
La respuesta universal es: deja de ver a tu perro como parte de un “equipo universal de perros” que cumplirá con un cierto estándar de comportamiento, y empieza a verlo como un perro único e individual, sin importar cómo se vea, o lo que te hayan dicho sobre él.
Claro, el conocimiento de las razas, y entender sobre la zootecnia de la especie y variedad, te dará un punto de partida, pero ante todo, un perro merece conocer todos los escenarios posibles siempre que sea de forma segura, controlada y vigilada.
Un perro puede ser limpio todo el tiempo, y recibir muchas caricias, y tal vez logra identificar que después de ensuciarse, recibe poco o nulo cariño, por lo que se autolimita para agradarte.
¡Mantén su calendario de vacunación y desparasitaciones al día!
¿El parque está lodoso, si juega con otros perros termina hecho un lío de tierra? Ok, tal vez es complicado enfrentar este escenario a diario, pero piensa en darle al menos un día de la semana de “vacaciones” a tu perro, en donde lo acompañes a explorar cuánta perrosidad tiene ganas de explotar sin ser regañado, contenido o limitado, y observa su cara cuando viene hacia ti. ¿Está feliz, asustado, quiere regresar de inmediato, lo duda pero regresa?
Analizar este escenario y hacerte estas preguntas te van a ayudar a identificar lo que en este momento, en esta etapa de vida, tu perro necesita y disfruta, por encima de lo que tú creas o las expectativas que tengas.
Después regresará a adaptarse a tu casa, tu ritmo de vida y tus condiciones, y esperará con gusto este momento. Te aseguro que en poco tiempo, incluso calculará el paso de los días y cuánto tiempo pasa entre un día de juego y el otro.
¡Dale variedad a su día de vacaciones, con esta guía de opciones!