Paco Colmenares
La limpieza de un gato es, a diferencia de los perros, un trabajo en el que los humanos asistiremos sólo en un pequeño porcentaje de las veces, y sobre todo, cuando las circunstancias son extraordinarias, pero no significa que puedes ignorar por completo el estado de salud de su pelo, y dejarlo todo a su cargo.
El pelaje del michi
El primer filtro para identificar la salud higiénica del pelaje en tu gato, seguro ya la estás haciendo: acariciarlo mucho. Si todos los días lo acaricias por completo, seguro conoces la textura de su pelaje, el nivel de pelo que pierde o se queda en tus manos, y los diferentes largos que tiene por su cuerpo.
Eso te convierte en su especialista y hay que aprovechar el expertise que te otorga. Confía en tu propia duda cuando algo no se siente bien, cuando se sienten huecos, o en cuanto alguna textura inadecuada se siente en tu mano.
Si en casa no tienes jardín, difícilmente verás suciedad extrema en el pelaje de tu gato, a menos que alguien hubiese traído lodo en las suelas, lo transfiera a un tapete, y el gato decida acostarse en él. En este escenario de vida tan controlado, su limpieza casi está a cargo del propio gato al 100%.
Imaginemos entonces que esta inusual suciedad llegó, que se escapó al exterior y regresó muy sucio, o que viene de alguna recuperación médica y no puede hacer su limpieza óptima. Ahí sí, entras tú.
Acostumbrarlo al agua
Lo ideal es que si lo tienes desde muy pequeñito, en las primeras semanas y meses lo hayas acostumbrado a la sensación del agua tibia sobre su cuerpo, con tus manos de por medio, asociándolo siempre a experiencias positivas, y sin chorros fuertes que lo golpeen. El agua debe ser una caricia.
Si nunca lo has bañado y ya es adulto, entonces comienza de repente a acostumbrarlo a tus manos húmedas de agua tibia sobre su cuerpo. Otra vez, como caricias mojadas, cada vez un poco más.
El baño debe ser tibio, corto, con shampoo especial para gato y debe terminar con un secado completo e inmediato. No importa si hace sol, dejarlo que se seque solito, es un gran error.
Si se trata de una herida, o sólo una zona que no se alcanza, lava sólo esa zona. No es necesario bañarlo todo, la suciedad no camina, y donde él pueda terminar el trabajo, lo hará pronto. No lo presiones.
Recuerda que las experiencias forzadas, especialmente en gatos, tienen siempre una alta probabilidad de terminar mal, y dejar un recuerdo negativo.