¡Necesito viajar con mi gato!

La transportadora es un objeto totalmente desconocido para nuestro gato o la asocia de manera negativa. Ante esto, debemos de generar un cambio, y ayudarle a sentirse cómodo, seguro y contento.

MVZ EMCV (EC) Aline Ixtab Morales Estrada – MVZ EMCV (EC) Alejandro Pérez Castañeda Especialistas en etología clínica.

Normalmente cuando se nos presenta una oportunidad de radicar en otra ciudad, país o continente, lo primero en lo que pensamos es preparar papeles, maletas y por supuesto, llevar a nuestro animal de compañía, por lo que, vamos corriendo al veterinario para que nos ayude a poner al corriente sus vacunas, revisar su salud general y que nos indique los papeles que necesitamos pero, ¿realmente con todo eso es suficiente para que nuestro gato la pase bien en el viaje?

La transportadora

Antes de elegir una transportadora por el color o porque el modelo es llamativo para nosotros, debemos pensar en la funcionalidad y en su seguridad. Nuestro gato tendría que tener la posibilidad de pararse en sus cuatro patitas y girar sobre su propio eje sin necesidad de chocar con las paredes, debe de ser fácil de lavar y desinfectar en caso de que la ensucie, contar con ventilación en sus costados y de preferencia con dos salidas para que puedan tener un manejo más amable en caso de ser necesaria su inspección a distancia o al querer sacarlo; el material puede decidirse dependiendo del viaje que se va a realizar (caminatas, viajes en auto, aeropuerto, etc.).

Entrenamiento y confianza

Ya que tenemos la transportadora ideal debemos comenzar a asociarla con algo muy positivo y agradable. Primero vamos a retirar el techo y la puerta principal, dejaremos únicamente la parte de abajo y es ahí en donde partiremos a enseñarle a entrar y salir, siendo premiado cuando esté por completo dentro de la bandeja. Podríamos dar un gran plus al colocar un tapete cómodo impregnado de feromonas sintéticas, las cuales puedes adquirir en tiendas de mascotas u hospitales veterinarios, lo que hará que nuestro gato se sienta con mayor confianza.

En cada respuesta positiva, prémialo con un poco de alimento, así reforzarás la conducta deseada.

Una vez que veamos que usa dicha parte de la transportadora de forma rutinaria, podremos colocar el techo y repetir el mismo ejercicio de entrar y salir, obteniendo un alimento más valioso para motivarle a estar por más tiempo adentro. Después de que la vea como algo muy agradable, podremos colocar la puerta principal, pero ojo, no para que lo dejes encerrado, si no para que se empiece a familiarizar con ella sin necesidad de estar cerrada.

El paso crucial es empezar a cerrar dicha puerta, pero iniciaremos desde lo menos invasivo hasta llegar a un tiempo considerable para que soporte el viaje a nuestro destino. Primero se abrirá y cerrará la puerta de forma inmediata y ofreceremos un premio alimenticio de alto valor después de haberla abierto. Una vez que tolere dicha acción, vamos a incrementar el tiempo en el que la puerta estará cerrada. Cada etapa debe de trabajarse al paso de nuestro gato para evitar estresarle y así, conseguir un éxito total.

Si el proceso se complica o notas a tu gato estresado, puedes acercarte a un médico veterinario enfocado en el área de comportamiento para que seas asesorado de forma correcta y sea una experiencia positiva para él.

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