Cuidado con ¡la displasia de cadera!

Es hereditaria, pero difícil de identificar hasta que son adultos. Hoy en día se puede hacer mucho para tratarla, ¿tu perro podría tenerla?

La Displasia de Cadera es una enfermedad hereditaria y degenerativa que se presenta con mayor frecuencia en perros de tamaño grande o gigante. Se trata de una malformación de la articulación coxo-femoral, la cual, en un estado sano, permite que la cabeza del fémur gire dentro del acetábulo, pero cuando la displasia se presenta este no sólo gira, si no que se desplaza fuera de él, saliéndose de su lugar y regresando a él una y otra vez.

Este movimiento irregular provoca el desgaste en ambos huesos, provocando dolor, inflamación y que camine irregularmente, o como lo conocemos, con alguna forma de cojera.

Algunas razas parecen predispuestas a sufrir esta displasia con mayor frecuencia, como los Pastor Alemán, los Golden y Labrador Retriever, los Mastines, o los San Bernardo, pero los perros mestizos tampoco están exentos, sobre todo si presentan características físicas de alguna de estas razas.

¿Mi perro podría tener displasia de cadera?

Actualmente existen estudios para detectar si un perro tendrá este problema de adulto, que se realizan desde los 4 o 5 meses, pero nunca es demasiado tarde para realizarlos.

Aún así, sin esos estudios, podrías sospechar de esta posibilidad si notaras que desde cachorro corre un poco, pero intempestivamente se detiene y se echa. También los cachorros juguetones, para contrarrestar su molestia, aprenden a correr con las patas juntas, brincando con conejito. Si lo hacen de repente no es de preocuparse, pero si notas que es su única forma de hacerlo, o la favorita, habría que poner atención.

Desde luego hay signos más evidentes, como que le cueste trabajo pararse, que camine encorvado o cojeando claramente, o que siendo aún joven y en etapas activas del día, prefiera acostarse sin moverse.

Diagnóstico a través de estudios

El diagnóstico siempre debe de estar acompañado por estudios complementarios, que definan el grado de afección, para poder determinar el tratamiento idóneo. Existen varias clasificaciones, dependiendo de muchas variaciones entre el fémur y la articulación, que pueden llevarla de Leve, a Moderada o Grave.

Existen medicamentos para controlar el dolor articular y la inflamación, así como protectores articulares que se les suministran como complementos, diseñados para fortalecer, regenerar y mejorar la articulación.

Aunque no nos gusta ver a la cirugía como una opción, en realidad es una excelente oportunidad de mejora, si tu Veterinario la considera. Lo importante es nunca dejar sin tratamiento a un animal con displasia, pues llega a ser muy doloroso y siempre es degenerativo, es decir, sólo va ir empeorando con el tiempo.

Y claro, si tu mascota tiene este problema, esterilízalo, así no lo heredará a sus cachorros.

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